Plataformas de borde vecinal / Taller Marchant





El proyecto se toma de un problema atingente a un grupo de usuarios acotado de la comuna de Peñalolén, el cual consiste en la pérdida paulatina de espacios comunes para los pobladores practicantes de la rayuela, los cuales se reunían en un predio correspondiente a la Municipalidad de la comuna que fue dado a comodato a la asociación de jugadores de rayuela.



En el sector donde está emplazado este predio se demarca un límite virtual entre dos clases sociales. Esta diferenciación provoca que toda la manzana que debiese estar destinada para espacios públicos de la comuna, esté tendiendo cada vez más a recintos particulares que sirven a las clases sociales altas de Peñalolén. Por otra parte, existe un proyecto en desarrollo de la oficina Gubbins arquitectos, el cual consiste en trasladar el Centro Cívico de Peñalolén, desde la Av. Los Orientales hasta la manzana señalada, que es donde se encuentra el recinto del club de rayuela.



Conversando con los participantes del club, nos manifestaron su interés por preservar esta afición y por la integración de otros usuarios (especialmente jóvenes) a esta actividad. Señalaban la imposibilidad de lograr estos objetivos por el estado de aislamiento en el cual se encuentran y por el futuro desalojo del lugar, por los motivos antes mencionados. Cabe señalar que la importancia de este club para los socios no es la práctica del deporte en sí, sino los nexos que se producen entre los usuarios que frecuentan este lugar y la forma de practicar el ocio -tema principal del taller-, y que, en última instancia, se fundamenta en la importancia de la vida en comunidad, que es justamente lo que se pierde con la constante renovación de estos espacios.

En base a estos antecedentes, es que decidimos reubicar el recinto del club de rayuela dentro de la misma manzana, emplazándolo en el borde (entendiendo borde como una zona de transferencia entre dos actividades con vocaciones distintas, pero con potencial de integración entre ambos) entre una zona residencial y la manzana civica, originalmente destinada a espacios públicos. De esta manera se entabla un nexo en base a una plataforma que conecta la zona residencial con el Estadio Municipal, el cual se extiende por todo el largo de la manzana en sentido norte-sur a través de un tratamiento de suelo que reafirma esta conexión. Esta plataforma se desprende de la cota de la zona residencial, posándose en la cota del estadio que se encuentra más baja que la de la zona residencial.






Además de servir como conector entre ambas zonas, el proyecto debe entregar cierta privacidad para que se lleven a cabo las actividades que realizan los aficionados al club de rayuela. Ante esta doble funcionalidad, la plataforma busca, en un nivel subterráneo, albergar los recintos de permanencia con el programa necesario para el club y en un nivel de suelo accesos hacia el estadio que se transforman en galerías de éste. De esta forma se crea una fuerte relación entre los usuarios que van al estadio y los que frecuentan el club, ya que necesariamente tienen que acceder por arriba del recinto.

La configuración del proyecto consiste en la alternancia de recintos cerrados y abiertos, en sentido norte-sur. Estos últimos sirven como patios intermedios, logrando un fácil acceso desde el estadio al interior del proyecto y viceversa, dando cuenta de la conexión entre el fútbol y la rayuela. 





En el sentido oriente-poniente se establecen tres ejes programáticos: en el sector poniente se encuentra un pasillo exterior (para el tránsito del público del estadio) y un pasillo interior (para conectar el programa del proyecto), en el centro los espacios servidos (rayuela, bar, sala de eventos, administración) y en el sector oriente los espacios servidores (cocina, baños, bodega) adosándolos al cambio de cota. El propósito de esta lógica fue orientar los espacios servidores hacia el interior y los servidos hacia el exterior, para exhibirlos al público. Las variaciones de altura de los recintos cerrados responden al tipo de programa que albergan, por ejemplo, la rayuela por norma necesita 5,8 metros de altura, de ahí que posee la pendiente más alta.

En cuanto a la materialidad y estructura, el proyecto se  compone en base a costillas de acero que modifican su altura y largo de acuerdo al requerimiento que conforman las plataformas recubiertas de un deck de madera y una fachada translucida para transparentar y hacer evidente las actividades desarrolladas en su interior 




John Miller
Leonardo Becerra

Semestre otoño 2012
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