Estilo de Vida

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Introducción


En numerosas ocasiones, hemos escuchado hablar sobre el estilo de vida; incluso, suele existir la certeza de que un “buen estilo de vida” tiene un impacto positivo en la salud de las personas.

Éste se conforma por una compleja relación entre múltiples factores del individuo y su entorno y se moldea a lo largo del curso de la vida. Su estudio resulta relevante, ya que la forma en la que vivimos repercute directamente en nuestra salud, como se ejemplifica en la siguiente imagen:

Ilustración que muestra estilos de vida saludables y no saludables.

Estilos de vida

Te invitamos a revisar el contenido de esta UAPA, ya que te ayudará a responder las siguientes preguntas:

  • ¿Qué es el estilo de vida?
  • ¿En qué momento el ser humano adquiere su estilo de vida y cuáles son sus componentes?
  • ¿Cuál es el impacto del estilo de vida en la salud?
  • ¿Cuál es el papel que tiene la promoción de la salud en el fomento de un estilo de vida saludable?

Analizar el impacto del estilo de vida durante el curso de vida, con la finalidad de identificar el papel del médico en la promoción de conductas favorables para la salud.

 

Estilo de vida y salud

La salud, según el preámbulo de la constitución de la Organización Mundial de la Salud (1948), es un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (p. 100).

Citando al profesor Piédrola Gil (1907-1996), “la salud es algo que todo el mundo sabe lo que es hasta el momento en que la pierde o cuando intenta definirla” (“Concepto de salud”, s. f.). Si bien la salud es un recurso necesario para la vida cotidiana, no es el objetivo de ésta. La forma en la que vivimos está estrechamente relacionada con nuestra salud; bajo esta observación, surge el concepto de estilo de vida.

Acuñado a principios del siglo XX, en la bibliografía, encontramos que el uso del término “estilo de vida” inició en el campo de la psicología. En la siguiente línea del tiempo, podrás ver distintas definiciones, desde su primer uso y hasta la actualidad:

1912

Carl Jung: “Estilo individual propio de uno” con impacto en la personalidad (Jung, 1961, p. 136).

1929

Alfred Adler: “El estilo de vida es la manera especial en que un ser humano afronta la vida y responde al desafío de la existencia; cómo se siente, piensa, quiere, actúa; cómo percibe y cómo utiliza sus percepciones” (Adler, 1929, p. 50).

1957

Hall y Lindzey: “Principio o sistema que afecta todas las manifestaciones vitales del individuo” (Hall y Lindzey, 1957, citados en Nawas, 1971, p. 93).

1965

Anshacher y Ansbacher: “[...] la psique misma, la mente unificada [...] el significado que los individuos dan al mundo y a ellos mismos, sus metas, la dirección de sus esfuerzos y las aproximaciones que hacen a los problemas de la vida” (Anshacher y Ansbacher, 1965, p. 349).

1971

Niwe: “El modo de comportamiento del individuo, unificante y cohesionante, relativamente único y tendiente a una meta —es cognoscitivo, afectivo, motor e interpersonal—” (Nawas, 1971, p. 94).

1980

Henderson, Hall y Lipton: “Conjunto de pautas de conducta y hábitos cotidianos de esa persona, o más simplemente, la forma de vivir de una persona” (Henderson, Hall y Lipton, 1980, citados en Rodríguez, 1995, p. 233).

1983

Lalonde: “Conjunto de decisiones que toma el individuo con respecto a su salud y sobre los cuales ejerce cierto grado de control” (Lalonde, 1983, citado en González et ál., 2012, p. 5).

1986

OMS: “Los estilos de vida son patrones de conducta que han sido elegidos dentro de las alternativas disponibles para los individuos, de acuerdo a sus posibilidades de elegir y a sus circunstancias socioeconómicas” (Organización Mundial de la Salud, 1986).

1994

Tavera: “Los tipos de hábitos, actitudes, conductas, tradiciones y actividades de una persona o de un grupo de personas, frente a las circunstancias en las que el ser humano se desarrolla en sociedad o mediante su quehacer diario y que son susceptibles de ser modificados” (Tavera, 1994, citado en Sanabria-Ferrand et ál., 2007, p. 208)

2007

Sanabria y colaboradores: “Un estilo de vida saludable está estrechamente relacionado con una dieta equilibrada, el mantenimiento del peso corporal, la práctica habitual de actividad física y la abstención del consumo de alcohol y tabaco, entre otros” (Sanabria-Ferrand et ál., 2007, citados en Cruz et ál., 2016, p. 16). 

Estilo de vida a lo largo de la historia

Como pudiste ver, existen numerosas definiciones; esta línea del tiempo nos ayuda a resaltar la complejidad del término. En esta unidad, para referirnos al estilo de vida, se usará una reestructuración de la definición propuesta por Tavera (1994, citado en Sanabria-Ferrand et ál., 2007, p. 208):

“Patrón de conducta en la vida diaria conformado por la alimentación, actividad física, consumo de drogas (legales e ilegales), manejo del estrés, relaciones personales, hábitos de sueño y medidas preventivas influenciadas por ‘hábitos, actitudes y tradiciones’ con base en el ambiente y las circunstancias en las que se desarrollan las personas, y que son susceptibles de ser elegidas y modificadas”.

Todas las personas tienen un estilo de vida diferente y se encuentra condicionado por las características biológicas, psicológicas y socioculturales, lo cual está estrechamente relacionado con los determinantes sociales de la salud.

Se puede afirmar con seguridad que hay múltiples estilos de vida saludable, todos con la característica particular de mejorar la calidad de vida de las personas que los llevan a cabo (Infiesta et ál., 2004, citados en Grimaldo, 2010, p. 19); desafortunadamente, también existen tantos estilos poco saludables como podamos imaginar y que repercuten directamente en la salud, incrementando el riesgo de padecer múltiples enfermedades.

Ilustración que muestra conductas no saludables.

(s. a.) (2022). Aspectos del estilo de vida perjudiciales para la salud [esquema]. Basado en https://www.doktuz.com/images_wikidoks/doktuz-prevencion-estilos-de-vida-saludable_1.jpg

Nuestros patrones de conducta sin duda afectan la salud de manera positiva o negativa y se conforman a través del curso de la vida. Su influencia exalta la relevancia del tema y nos lleva a preguntarnos en qué momento del curso de la vida se conforma el estilo de vida. A continuación, lo revisaremos.

El estilo de vida desde el enfoque del curso de la vida

Acerca del curso de la vida, la Organización Panamericana de la Salud (2017) señala que “comprende la sucesión de eventos que ocurren a lo largo de la existencia de las personas y poblaciones, los cuales interactúan para influir en su salud desde la preconcepción hasta la muerte o, incluso, trascender a futuras generaciones”.

La académica Pedrosa Islas escribe al respecto:

En el campo de la salud, el curso de vida es una mirada de largo plazo, donde las decisiones y acciones propias tendrán repercusiones en el presente y futuro de la trayectoria propia y, según el caso, en las trayectorias de otros integrantes de la familia, cualquiera que sea su modalidad.

Pensar que el curso de vida se va configurando por el ambiente físico, social, económico, histórico, político, cultural, social y familiar pareciera dejarnos indefensos ante los embates de fuerzas ajenas a nosotros; sin embargo, enfrentamos tales influencias y las adaptamos. A lo largo de nuestras trayectorias, también nuestro estilo de vida influye favorable o desfavorablemente, por lo que la posibilidad de decidir y reconocer las oportunidades que, al mismo tiempo, nos ofrecen los distintos contextos, nos invita a la acción consciente sobre nuestra propia salud y buen vivir*.

Visualizar la salud como parte del curso de la vida nos permite alejarnos del concepto errado de la salud como opuesto a la enfermedad y sienta las bases para comprender por qué la forma en que vivimos individualmente y como sociedad determina la salud de nuestro presente y futuro. El estilo de vida está durante todo el curso de ésta, como se puede ver en el siguiente video:

Estilo de vida durante el curso de la vida

La salud no es únicamente reflejo del presente del individuo, independientemente de la edad; la salud está relacionada, en gran medida, con los momentos previos en el curso de la vida y con los determinantes sociales. Visualizar la salud como un fenómeno que surge a lo largo del curso de la vida resalta la responsabilidad de la salud pública de promover, en todo momento, acciones que permitan al individuo desarrollarse de manera sostenible. Aunque hay momentos críticos donde las intervenciones para mejorar la salud tienen un gran impacto, como en la primera infancia o la adolescencia, cualquier momento es bueno para promover estilos de vida saludables (Organización Panamericana de la Salud, 2017).

El individuo en todos los momentos del curso de la vida generalmente es libre y capaz de decidir sobre sus conductas, compartiendo esta responsabilidad con el Estado, el cual debe proveer, a través de la promoción de la salud, recursos y conocimientos que permitan optar por estilos de vida saludables. Como médicos, es nuestra responsabilidad atender de manera integral el estilo de vida incidiendo en la generación de conductas saludables. Para llegar a esto, repasaremos primero los componentes del estilo de vida.

* Agradecimiento a la autora Laura Avelina Pedrosa Islas por su contribución en este fragmento de la UAPA.



Componentes del estilo de vida

Como vimos en las secciones anteriores, el estilo de vida se refleja prácticamente en todas nuestras acciones cotidianas; se instaura y moldea durante el curso de la vida y depende, en gran medida, de las circunstancias externas al individuo. Para visualizarlo fácilmente, estos patrones de conducta se observan por separado en distintas acciones, expuestas en el siguiente esquema:

Esquema radial que muestra siete componentes del estilo de vida tratados en esta UAPA.

Componentes del estilo de vida

Es común que se mencionen estos componentes por separado aun cuando están estrechamente relacionados unos con otros; por ejemplo, las relaciones sociales poco saludables pueden conducir a un mayor estrés que genere descuidos en los hábitos alimenticios o los de sueño. Como médicos, es importante abordar estos componentes de manera integral para identificar áreas de oportunidad en los estilos de vida de los pacientes.

Actividad 1. Conoce tu estilo de vida

Hasta el momento hemos visto la importancia que tienen los estilos de vida en la salud de las personas, los cuales tienen múltiples componentes y son tan diversos como los individuos. El primer paso para promover un estilo de vida saludable es conocer el que se está llevando a cabo.

En esta actividad, no hay respuestas correctas o incorrectas; lo importante es que analices tu estilo de vida.

Toma nota

Ícono que ejemplifica una libreta y un lápiz.

¿Alguna vez has escuchado a un médico hacer todas estas preguntas? Indagar sobre el estilo de vida de las personas es el primer paso para instaurar acciones propias de estilos de vida saludables. Con esta actividad, has identificado algunos de tus patrones de conducta. En los temas subsecuentes, podrás ver qué tan saludables son, y algunas acciones para mejorar.

Si has identificado algún problema en particular y necesitas ayuda, ponte en contacto con los expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de los contactos de ayuda.

Evidencias del impacto de un estilo de vida saludable

Ahora que hemos visto qué es el estilo de vida y sus componentes, es momento de conocer las ventajas que otorga llevar a cabo un estilo de vida saludable. Este beneficio es de conocimiento popular; por desgracia, no es tan popular en la práctica.

En México, menos de la mitad de la población de 18 años o más declara ser activa físicamente (véase Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2020, p. 9). El riesgo al que predisponen los componentes de estilos de vida poco saludables (sedentarismo, alimentación deficiente o poco saludable, adicciones, sueño de mala calidad, etcétera) está bien documentado: existe un importante efecto negativo frente a la salud y calidad de vida; por ejemplo, se ha identificado al tabaquismo como factor de riesgo para, al menos, seis de las principales ocho causas de muerte en el mundo (Reynales-Shigematsu et ál., 2017, p. 19). A continuación, se enlista una serie de evidencias que refuerzan los efectos de un estilo de vida saludable en las personas que deciden llevarlos a cabo:

Ícono que ejemplifica alimentos saludables.

Alimentación

  • A mayor consumo de frutas y verduras, habrá un menor riesgo de enfermedad cardiovascular; el efecto más potente lo ejercen las verduras de hoja verde (véase Calañas-Continente, 2005, p. 15).
  • El riesgo de padecer enfermedad coronaria en los adultos se disminuye de 10-30 % por cada 10 g/día de aumento en el consumo de fibra (Calañas-Continente, 2005, p. 15).
  • Se puede disminuir la incidencia de diabetes tipo 2 entre un 20-30 % con un adecuado consumo de cereales integrales (Calañas-Continente, 2005, p. 18).
Ícono que ejemplifica a personas realizando actividad física.

Actividad física

  • Los niveles más altos de actividad física, desde el punto de vista saludable, disminuyen el riesgo de mortalidad por todas las causas (Organización Mundial de la Salud, 2021).
  • La actividad física reduce la sintomatología de la depresión, ansiedad y el estrés en general (véase Dunn et ál., 2001, p. 591).
  • La actividad física es un factor de protección frente a trastornos de personalidad, ansiedad social y estrés (véase Ramírez et ál., 2004, p. 68).
Ícono que ejemplifica el alcohol, el tabaco y otras drogas.

Drogas

  • Hasta el 50 % de la incidencia de cáncer podría evitarse modificando factores de riesgo, como el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad y el sedentarismo (Organización Mundial de la Salud, 2021).
  • Acudir a programas psicosociales para la prevención del abuso de drogas en adolescentes ha mostrado la capacidad de prevenir o reducir el uso de sustancias hasta por 15 años (Skara y Sussman, 2003).
Ícono que ejemplifica a una persona que se siente estresada.

Estrés

  • La atención plena como herramienta de vida para afrontar el estrés cotidiano reduce la ansiedad, la depresión, la presión arterial y mejora la calidad del sueño (National Institutes of Health, 2021).
  • Los ejercicios de respiración realizados durante la meditación o el yoga pueden ayudar a mejorar los estados emocionales negativos, como la depresión, la ansiedad y el estrés, y pueden mejorar el estado de ánimo y el procesamiento cognitivo (véase Del Negro et ál., 2018, p. 358).
Ícono que ejemplifica a un grupo de personas manteniendo una relación positiva.

Relaciones positivas

  • Los lazos sociales fuertes se asocian con una vida más larga (National Institutes of Health, 2017).
  • Cuanto más diversa es la red social de un individuo, éste tiende a tener conductas más saludables, emociones más positivas y es menos probable que desarrolle un resfriado después de exponerse al virus (véase Cohen et ál., 2015, p. 144).
Ícono que ejemplifica a una persona durmiendo.

Sueño

  • Para una persona adulta, dormir entre siete y nueve horas diarias disminuye la mortalidad en un 12-30 % respecto a aquellos que duermen muy poco o en exceso (véase Martínez, 2016, p. 8).
  • Las siestas cortas (de menos de 20-30 minutos) potencian la alerta y mejoran el rendimiento cognitivo, sin afectar negativamente al sueño nocturno; bajo ciertas circunstancias, pueden mejorar el riesgo de mortalidad (véase Madrid, 2016, p. 11).
Ícono que ejemplifica una libreta y un lápiz.

Medidas de prevención

  • Gracias a la vacunación, la viruela y la peste bovina han sido erradicadas. En México a través de las vacunas, se ha reducido de manera importante la incidencia y la gravedad de más de 12 enfermedades potencialmente mortales.
  • El uso correcto del cinturón de seguridad disminuye en un 25-50 % el riesgo de muerte entre los pasajeros de un automóvil (Organización Mundial de la Salud, 2021).

Los beneficios que aportan determinadas acciones o comportamientos mejoran significativamente la calidad de vida. Tanto las personas sanas como aquellas que viven con alguna enfermedad se benefician de llevar a cabo un estilo de vida saludable. Como hemos mencionado, llevar estas acciones a cabo no depende únicamente del individuo, es también responsabilidad del Estado instaurarlas a través de diversas actividades de promoción. El equipo de salud es el portavoz de estas actividades. En la siguiente sección, hablaremos a profundidad del rol del médico en la promoción de estilos de vida saludables.

El rol del médico en la promoción de estilos de vida saludables

Seguramente pensarás cómo es que algo tan complejo puede abordarse a través de un único profesionista. La realidad es que, de manera ideal, debería existir un grupo multidisciplinario, conformado por disciplinas como psicología, fisioterapia, enfermería, nutriología, medicina, entre otras, encargado de atender las necesidades de la población. En nuestro país, este equipo multidisciplinario representa una utopía en construcción, por lo que el médico general debe estar capacitado para cubrir esta necesidad de la mejor manera.

Ícono que muestra a un médico reflexionando.

A lo largo de la historia, el papel del médico en la sociedad ha evolucionado, pasando de ser una máxima entidad autoritaria hasta convertirse en un consejero experto, un amigo o un maestro (Emanuel y Emanuel, 1999, p. 113). Aun con una relación que ha cambiado tanto, el objetivo sigue siendo el mismo: preservar la salud de las personas y promover una mayor calidad de vida en los pacientes.

A lo largo del curso de la vida, los médicos tienen el poder de realizar actividades de prevención y promoción de la salud; por ejemplo, frente al envejecimiento creciente de la población, donde se estima que para el 2050 el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años se duplique (Organización Mundial de la Salud, 2021), las intervenciones gerontológicas individuales o poblacionales que los médicos implementen para promover un envejecimiento exitoso se reflejarán sin duda para bien.

Todas las acciones que los médicos realicen en torno a su deber tienen que llevarse a cabo con profesionalismo, siguiendo determinados principios y compromisos que se exponen en el siguiente cuadro sinóptico:

Esquema que sintetiza el profesionalismo médico.

(s. a.) (2022). Profesionalismo médico [cuadro sinóptico]. Basado en Giacomantone,
Ó. A. y Suárez, I. B. (2009). “Profesionalismo médico, su relación con la educación médica del siglo XXI”.


El profesionalismo médico se sintetiza en el respeto que nos debemos unos a otros. Rescatar el humanismo en la medicina a través de conductas empáticas, cálidas y respetuosas basadas en los principios y compromisos de nuestra profesión es, sin duda, parte del rol que debemos adoptar. Comprender este perfil profesional es una herramienta importante para cualquier práctica médica; en lo que respecta a intervenciones sobre estilo de vida, es fundamental.

Esquema que sintetiza el profesionalismo médico.

Las estrategias de cambio de comportamiento tienen como eje una adecuada relación médico-paciente. La entrevista médica motivacional, el uso de un lenguaje asertivo y claro, realizar consejería, expresar empatía, organizar los momentos de cambio de comportamiento y establecer metas y acuerdos son sólo algunas de las herramientas que podemos utilizar para establecer criterios generales que lleven a las personas a estilos de vida saludables (véase Sim et ál., 2009, p. 887). El profesionalismo permite a los médicos involucrarse mejor con las personas, de modo que se puedan promover de manera más eficiente los estilos de vida saludable.

Criterios generales para implementar un estilo de vida saludable

A lo largo de este recorrido, has podido notar múltiples patrones de conducta en tu vida, en la de tus seres cercanos o en la de las personas con las que interactúas, que son más o menos saludables. No hay un solo estilo de vida saludable; éste deberá implementarse de manera individual acorde a las características de quien va a llevarlo a cabo y el contexto donde se desenvuelve.

Como médicos, después de entablar una adecuada relación médico-paciente con las habilidades de comunicación pertinentes, en el marco del profesionalismo de nuestra licenciatura, podemos fomentar la cultura del cuidado de la salud como un valor en las personas, transmitiendo criterios generales para ayudar a los pacientes a tener un estilo de vida que les ayude a mejorar su calidad de vida. Además de la consulta individual, debemos aprovechar las oportunidades de nuestra profesión para establecer estos criterios a un nivel poblacional. A continuación, se enuncian algunas acciones propias de estilos de vida saludables:

No hay un solo patrón dietético que sea óptimo para todos. La dieta debe ser personalizada con base en las preferencias personales, la cultura, las tradiciones y el presupuesto (US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 17).

La dieta se conforma por todos los alimentos consumidos en la vida cotidiana; todos tenemos una dieta, y no es necesariamente para bajar de peso. Los alimentos nos ayudan a cubrir las necesidades energéticas y metabólicas en el organismo (véase la siguiente infografía basada en US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 133; Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, 2012; Houlden et ál., 2018, p. 405; Organización Mundial de la Salud, 2016, p. 1.).

Infografía que tiene como imagen central al plato del bien comer y que resume el número de comidas al día, los alimentos saludables y sus porciones, el consumo de agua adecuado y la distribución correcta de macronutrientes en la dieta.

Alimentación saludable


En nuestro país, hasta el 50 % de la población ha sufrido de inseguridad alimentaria (Shamah-Levy et ál., 2020, p. 181). Es una realidad que el ingreso económico limita en gran medida lo que comemos, por lo anterior se recomienda:

  • Promover el consumo local.
  • Promover el consumo de frutas y verduras de temporada; el consumo recomendado de verduras es de cinco a ocho al día.
  • Identificar los bancos de alimentos, comedores populares, programas de almuerzo escolar y canastas económicas de alimentos en la localidad.

La actividad física puede realizarse de múltiples maneras a lo largo de la vida; hay, al menos, cinco rubros que determinan su efectividad; cada uno se modifica acorde al grupo etario y las características individuales (intensidad, duración, frecuencia, modalidad, progresión) como se puede ver en la siguiente infografía:

Infografía que resume los cinco componentes del ejercicio: intensidad, duración, frecuencia, modalidad y progresión; además, incluye recomendaciones sobre la actividad física en exceso, los ejercicios de fuerza muscular y la reducción del sedentarismo.

Componentes del ejercicio y recomendaciones


Para información más detallada sobre la actividad física en distintos momentos del curso de la vida y situaciones particulares, se recomienda visitar la siguiente página .

Llevar a cabo una adecuada higiene del sueño, según la Clínica del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM (s. f.), se debe a:

  • Utilizar la cama sólo para dormir o tener sexo.
  • Tener horarios fijos para acostarse y levantarse.
  • Mantener un clima fresco en el cuarto para dormir.
  • Evitar pasar tiempo frente a dispositivos electrónicos que emanen luz un par de horas antes de acostarse.
  • Evitar las siestas prolongadas.
  • Evitar ejercitarse horas antes de dormir.
  • Evitar el tabaco, el alcohol y la cafeína antes de dormir.
  • Dormir las horas que corresponden al grupo etario:
Población Horas de sueño
Recién nacidos (0-3 meses) 14-17
Lactantes (4-11 meses) 12-15
Niños de 2-6 años 10-14
Niños de 7-12 años 9-11
Adolescentes y adultos 7-9
Ancianos 5-6

(s. a.) (2021). Horas que hay que dormir según grupo etario [tabla]. Basada en Martínez, M. A. (2016). “¿Cuánto hay que dormir para un sueño saludable?”.

  • Evitar a toda costa suplir el estrés con adicciones (tabaco, alcohol, café).
  • Probar tratamientos alternativos para el control de estrés, como la atención plena, el tai chi, el yoga o la meditación (véase Goyal et ál., 2014, p. 357).
  • Recomendar la técnica de respiración diafragmática en los momentos de estrés; consiste en colocar una mano en la cara anterior del tórax y la otra en el hemiabdomen superior, a la par, realizar inspiración profunda notando el aumento del volumen abdominal y retrayendo posteriormente el abdomen en la espiración (véase Pastó et ál., 2000, p. 14).
Ilustración que muestra la respiración diafragmática.

Respiración diafragmática

  • Establecer lazos estrechos con las personas cercanas, basados en respeto, tolerancia y empatía.
  • Identificar a los individuos que puedan proveer ambientes de socialización saludables en los grupos sociales a los que se pertenece; a su vez, recomendar evitar entornos sociales que puedan resultar dañinos, como grupos delictivos o aquellos que promuevan el consumo de drogas.
  • Implementar a la rutina cotidiana tiempo para socializar (véase Holt-Lunstad et ál., 2010, p. 14).
  • Recomendar la participación social motivando la integración a distintos grupos sociales, actividades de voluntariado, religiosas o propias de las comunidades/vecindarios/colonias (véase Cohen et ál., 1997, p. 1944).
Ilustración que muestra relaciones saludables y no saludables.

Relaciones positivas y negativas

Respecto al consumo de tabaco y drogas ilegales (estimulantes, depresoras, alucinógenas) lo mejor es evitar completamente su consumo. Existen múltiples formas de intervenir para evitar el consumo de drogas, tanto las medidas farmacológicas como las no farmacológicas; se ha observado que la combinación de ambas es más efectiva que una u otra por separado (véase Jhanjee, 2014, pp. 116, 117). Al respecto, véase la siguiente infografía (basada en Medina et ál., 2002, p. 21; US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 49; Mayo Clinic, 2022).

Infografía que muestra el consumo de sustancias nocivas para la salud.

Consumo de sustancias

Medidas preventivas durante el curso de la vida

Los médicos podemos promover una serie de acciones que fomenten la cultura de la prevención como un valor en todos los momentos del curso de la vida, bajo la premisa de que un buen estilo de vida mejorará la salud, en el presente y el futuro. Existen tantas medidas preventivas como riesgos o tragedias a mitigar. Llevarlas a cabo forma parte de estilos de vida saludables.

Ilustración que muestra una línea recta que ilustra a las personas en los distintos momentos del curso de la vida, desde el embarazo hasta la vejez.

Ciclo de la vida

Algunas de estas medidas preventivas son:

  • Fomentar que se preste atención a la salud en todo momento.
  • Antes de iniciar el embarazo, madres y padres deberían acudir a consultas de control prenatal, mínimo dos meses antes de la concepción (véase Aguilera y Soothill, 2014, p. 881).
  • Durante el embarazo, se recomienda que la madre tenga, como mínimo, cinco consultas de control prenatal, con la finalidad de verificar el avance adecuado de la gestación (Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, 2016).
  • Desde el nacimiento, se debe fomentar la atención médica de rutina. La población pediátrica debe acudir a consulta frecuentemente para el “control del niño sano” (Secretaría de Salud, 1999).
  • Se deben respetar las consultas pediátricas para cumplir con otra medida preventiva muy valiosa: la vacunación.
  • Exaltar, desde la niñez, una adecuada higiene personal. Se recomienda el baño y cambio de ropa diario, el lavado o higiene de manos en los momentos oportunos y la salud dental a través del cepillado de dientes, al menos, dos veces al día y visita al odontólogo u estomatólogo, al menos, una vez cada dos años (National Institute for Health and Care Excellence, 2004, p. 11).
  • Asegurar el acceso a la educación sexual integral para todas las personas, desde niños. Se debe orientar activamente sobre el ejercicio individual de la sexualidad; parte de ello, involucra hablar sobre la diversidad sexual y de género, prevenir sobre la violencia sexual, explicar el contacto sexual y sus riesgos, orientar sobre comportamientos sexuales responsables y métodos anticonceptivos. Se debe orientar a las personas desde la infancia y la adolescencia buscando aumentar el número de embarazos planeados y reducir aquellos que no son deseados (Organización Mundial de la Salud, 2000).

Para más información sobre educación sexual integral, se recomienda la revisión de las Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad (2018).

  • Fomentar en la adolescencia y en todas las etapas del curso de la vida la importancia de la salud mental; realizar un esfuerzo consciente por no estigmatizar a las personas que acuden o requieren atención psicológica.
  • No se requiere una razón en particular para acudir a un psicólogo. Algunas de las cosas por las que podemos acudir con estos profesionistas son necesidad de conocimiento personal, búsqueda de apoyo frente a la enfermedad o la pérdida, dificultad para la toma de decisiones o para las relaciones interpersonales, conflictos y problemas emocionales, etcétera (Oropeza, 2018).
  • Alentar a los adultos a acudir al médico, al menos, una vez al año.
  • Las personas adultas también se deben vacunar; para consultar las cartillas de vacunación de todas las edades, puedes revisar la siguiente liga: https://www.gob.mx/salud/articulos/cartillas-nacionales-de-salud-12270
  • Identificar, a nivel individual, los factores de riesgo para realizar el tamizaje pertinente de determinadas enfermedades (véase Plaza et ál., 2021, p. 388).
  • Las mujeres, por ejemplo, deben realizarse la citología cervical frecuentemente y estar atentas al riesgo que tienen de padecer cáncer de mama. Para más información, se recomienda consultar las siguientes ligas:
    • NOM-041-SSA2-2011, Para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama
    • NOM-014-SSA2-1994, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer cérvico uterino
  • Los hombres deben realizarse una detección integral de crecimiento prostático benigno a partir de los 45 años. Para más información, se recomienda revisar la siguiente liga:
    • NOM-048-SSA2-2017, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, vigilancia epidemiológica y promoción de la salud sobre el crecimiento prostático benigno (hiperplasia de la próstata) y cáncer de próstata (tumor maligno de la próstata)
  • Cuidar nuestra postura al realizar todo tipo de actividades en la vida diaria, como al estar sentado, acostado, al subir o bajar del auto, al agacharse, etcétera. Para obtener información detallada sobre una adecuada higiene de columna, recomendamos la revisión de la guía elaborada por Fremap (s. f.), que puede consultarse en la siguiente liga.
  • Trabajar activamente a lo largo del curso de la vida para conseguir un envejecimiento exitoso (Castillo, 2009). Es importante enunciar que no se trata solamente de cuidar la salud para llegar a ser un anciano saludable; los adultos mayores disfrutan de las distintas cosas de la vida como el resto de las personas. Como médicos, debemos orientar al anciano sobre cómo mejorar su calidad de vida.

Hay que realizar un esfuerzo consciente por visibilizar las problemáticas sociales a las que nos enfrentamos en todo momento del curso de la vida; podemos crear ambientes que propicien estilos de vida saludable si trabajamos con responsabilidad social, por ejemplo, fomentando la cultura de la denuncia, cuidando nuestra huella de carbono y participando en actividades de voluntariado.

En todos los momentos del curso de la vida estamos expuestos a diferentes riesgos del entorno, por lo que debemos:

  • Respetar las normas de tránsito como conductores. Usar cinturón de seguridad, seguir los señalamientos, utilizar direccionales y luces preventivas, no utilizar el celular mientras conducimos, no conducir bajo los efectos del alcohol u otras drogas.
  • Como pasajeros, también se tiene que usar cinturón de seguridad. Los niños deben sentarse en la parte posterior del auto, incluso pueden requerir asientos de seguridad. En transporte público, debemos respetar los asientos reservados para poblaciones vulnerables.
  • Al deambular por espacios concurridos, estar alerta y consciente de las personas en los alrededores y los espacios por donde nos movilizamos.
  • Conocer el protocolo de acción y rutas de evacuación ante siniestros en nuestras casas, escuelas, trabajos y otros lugares que concurramos. Debemos reforzar la cultura de no correr, no gritar y no empujar.
  • Orientar a los trabajadores sobre los distintos riesgos laborales a los que están expuestos y llevar a cabo las medidas de prevención ante accidentes y enfermedades de trabajo.
  • Orientar a los trabajadores sobre una adecuada vida laboral, con la finalidad de evitar desórdenes psicosociales en el trabajo (estrés laboral, violencia laboral, mobbing, burnout, workaholism, etc.). Parte de ello implica conocer la relación de las personas con su trabajo, identificando sus jornadas laborales y los sentimientos que tienen según las actividades que realizan, con la finalidad de establecer un vínculo de apoyo social o estrategias para el control del estrés (Moreno y Báez, 2010, p. 124).
  • Adoptar las medidas preventivas en caso de contingencia, tal como ha ocurrido en la pandemia por COVID-19. El uso de cubrebocas, la sana distancia, el lavado de manos y el estornudo de etiqueta deben realizarse para preservar la salud individual y colectiva.

Actividad 2. Estableciendo criterios generales para un estilo de vida saludable

Como pudiste observar, hay una gran cantidad de acciones que podemos llevar a cabo para instaurar un estilo de vida saludable. A continuación, tendrás la oportunidad de conocer el estilo de cinco personas diferentes. Reflexiona sobre éste y escoge los criterios generales que les transmitirías para ayudarlos a conseguir un estilo de vida saludable.

Para cerrar…

Terminaremos esta UAPA retomando las preguntas que te hicimos al inicio. ¿Las recuerdas? Aquí te las dejamos nuevamente.

El estilo de vida es el patrón de conducta de la vida diaria; está conformado por las características bajo las cuales se lleva a cabo la alimentación, la actividad física, el consumo de drogas legales e ilegales, el manejo del estrés, las relaciones personales, los hábitos de sueño y las medidas preventivas, todo ello influenciado por los hábitos, las costumbres, el ambiente y las circunstancias en las que se desarrollan las personas.

Durante todo el curso de la vida, la importancia que tiene el cuidado del estilo de vida es relevante en los diferentes momentos por los que transitan las personas, ya que sus efectos en la salud o la enfermedad a largo plazo contribuyen en la configuración del estado general de salud.

En el mundo, la mayoría de los problemas de salud y causas de muerte se encuentra asociada a las condiciones de vida y a patrones de conducta poco saludables. Si bien es cierto que, en algunos casos, los individuos por sus características biológicas y socioculturales tienen la capacidad de vivir con patrones de conducta dañinos, éstos repercuten eventualmente en su calidad de vida.

Es necesario considerar que existe una corresponsabilidad entre el Estado y los individuos para lograr estilos de vida saludables. El primero debe proveer de recursos y conocimientos necesarios a las personas para que éstas, a su vez, tengan la capacidad de elegir y llevar a cabo conductas que repercutan favorablemente en su salud.

Las conductas son susceptibles de ser elegidas y modificadas por las personas de acuerdo con sus posibilidades, hábitos y costumbres. Es muy importante contar con un orientador o guía que ayude a optar por las más adecuadas.

Uno de los actores más importantes en el logro de un estilo de vida saludable es el médico; es necesario que éste considere la importancia de estudiar y atender el estilo de vida de forma integral, ya que las características de sus componentes repercuten unos con otros en el estado de salud.

Durante la consulta médica, explorar las características del estilo de vida y relacionarlas en todo momento con los problemas de salud identificados permitirá al médico establecer criterios para modificar aquello que esté afectando en conjunto el estado de salud del paciente.

Existe una necesidad creciente de establecer estrategias individuales y poblacionales que permitan modificar las conductas desfavorables para la salud. Añadir en la atención de los problemas de salud la atención integral del estilo de vida considerando las posibilidades, hábitos y costumbres de las personas imprimirá en los pacientes empatía y confianza con el médico, lo que favorecerá la modificación de las conductas.

Por todo lo anterior, los médicos debemos mantenernos activos en la promoción de estilos de vida saludables, con el optimismo que implica saber que estos cambios preservan la salud y ayudan a tener una mejor calidad de vida, favoreciendo el desarrollo pleno de los individuos en todas las facetas de la vida.

Te invitamos a realizar la siguiente autoevaluación para que pongas a prueba todo lo aprendido en esta UAPA.

Adiós

Autoevaluación. Analiza el papel del médico en la promoción integral de un estilo de vida saludable

A lo largo de esta UAPA, has aprendido qué es el estilo de vida, cuáles son sus componentes, cuál es el rol del médico en la promoción de estilos de vida saludables y una gran cantidad de criterios generales que puedes implementar en las personas y en ti mismo. Llegó el momento de verificar que has adquirido estos conocimientos.

En la siguiente actividad, interactuarás con una consulta médica en particular, misma que posteriormente vas a evaluar.

Fuentes de información

Básicas

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Imágenes

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Cómo citar

Gómez, L., Macedo, L. E., Robles, V. y Ríos, A. A. (2022). Estilo de vida. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAIEED/Facultad de Medicina-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo).