Embarazo en la adolescencia: asignatura pendiente

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al embarazo adolescente (EA) o precoz aquel que gesta una mujer entre el comienzo de la edad fértil y el final de la etapa adolescente, es decir entre los 10 y 19 años.

Es este hoy un problema a nivel global por los riesgos que acompañan ese estado a tan temprana edad, tanto para la salud de la madre como para el bebé. Ella tiene el peligro de la hipertensión arterial, con sus múltiples complicaciones, y para la descendencia, puede ser fruto de un parto prematuro, nacer bajo de peso y otros muchos más inconvenientes, algunos hasta incompatible con la vida.

Datos de la OMS apuntan, también, que la tasa mundial de EA es de unos 46 nacimientos por cada mil niñas, en tanto que América Latina y el Caribe continúan con las segundas tasas más altas en el mundo, con 66,5 nacimientos por cada mil menores de entre 15 y 19 años.

Aunque de acuerdo con reportes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y la Unicef, Cuba no está entre los países del área con las tasas estimadas más elevadas de fecundidad en adolescentes, como sí aparecen Guatemala, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Guyana, Bolivia y Venezuela, hoy es esta una problemática seguida al detalle en todo el territorio nacional, a través del sistema sanitario y, en específico, por el Programa de Atención Materno Infantil (Pami).

En 2022 el EA se redujo en Cuba de 18,1 por ciento a 17,8; sin embargo, ese fenómeno no deja de constituir un serio problema social y de salud, más cuando seis provincias reportaron índice superior al 18 por ciento, entre ellas Las Tunas, Granma, Camagüey y Holguín, donde la población infantil estimada es del 20 por ciento, con 201 mil 92 menores de 19 años y el 45 por ciento de los habitantes lo constituyen las mujeres en edad fértil (443 mil 43), universo que es atendido por el Pami.

Madre adolescente…

Embarazo adolescencia cubadebFoto: Cubadebate

La mirada de la muchachita se pierde en el techo de la sala del hospital donde permanece ingresada. Las compañeras de cuarto, para sacarla de su abstracción, le dicen muy a menudo “diéramos mil pesos por saber qué pasa por esa cabecita”.

Ella, por momentos sale de su ensimismamiento, sonríe y pasa sus pequeñas manos casi infantiles por su abultado vientre. Ya rebasa las 30 semanas de gestación, estado que no había planificado a la altura de sus 14 años, según ha confesado en varias ocasiones.

Pero ahí está un bebé creciendo en su útero, bajo estricto seguimiento médico, por lo cual debe permanecer ingresada, porque es una “embarazada de riesgo”, por su edad y problemas aparecidos, como diabetes gestacional.

Vuelve a fijar la vista en el techo y piensa en cuántas cosas pudiera estar haciendo en ese mismo momento y cómo cambiará su vida cuando ya tenga un niño en brazos… ¿Qué pasará?, la interrogante la martilla una y otra vez.

Como esta muchachita, hasta el cierre de mayo había en la provincia de Holguín 960 adolescentes en estado de gestación, de ellas 152 menores de 16 años y 149 con enfermedades crónicas de la infancia (ECI), del total 4 mil 761 embarazadas reportadas en el territorio.

El DrC. Alberto Piriz Assa, jefe de la Sección Materno Infantil en la Dirección Provincial de Salud (DPS), sobre el comportamiento de este fenómeno en los municipios señaló al cabecera como el de mayor incidencia, seguido de Moa, Gibara, Mayarí, “Calixto García” y Sagua de Tánamo, aunque casi ninguno cumple con el indicador de la media internacional para las Américas, que es del 15 por ciento.

Al valor algunos de los indicadores del Pami en los cuales incide el EA, señaló el bajo peso al nacer (BPN). “Hasta mayo en Holguín hay un acumulado de 265 nacidos vivos bajos de peso, contra 220 (+ 45) en igual fecha del año 2022.

Embarazo CubasíPLFoto: Cubasí

“El índice de BPN es de 7,85 contra 6,08, por lo cual no se cumple con el propósito, que es de 5,5 por cada mil NV”, apuntó.

El especialista en Cuidados Intensivos Pediátricos explicó que entre las morbilidades asociadas al BPN están la preeclampsia, síndrome de flujo vaginal, infección urinaria y la anemia.

“Uno de los factores que con mayor frecuencia se encuentra en los bajos pesos, es el embarazo en la adolescencia. Existen solo tres municipios con el 15 por ciento o menos con embarazos en adolescentes, Banes, “Rafael Freyre” y Antilla, el resto de los territorios tiene este indicador por encima, como Gibara que reporta 29,3; Cueto, 24,8; Sagua de Tánamo, 23; Moa, 22,3 y Holguín, Mayarí y “Frank País”, por encima de 20. La tendencia nuestra y de la región oriental del país es ascendente”.

Pero si a esta problemática sumamos, que muchas de esas muchachas requieren ingreso en hospitales o en hogares maternos y evaden esa indicación médica, la situación resulta más complicada. Por ejemplo, en una semana la provincia reportó 106 fugas de diferentes lugares de pacientes del Pami, entre ellas lugar predominante tuvieron las adolescentes, sin contar las ya paridas con niños bajos de peso y otros riesgos que se escapan y lo más criticable con la anuencia de sus familiares, por disímiles argumentos, algunos comprensibles en los momentos actuales; sin embargo, nada justifica jugar con la salud, pues la vida es lo más preciado.

Por su parte, la doctora Maité Blanco Lao, asesora de Pediatría en la Sección Materno Infantil, apuntó que una chica menor de los 19 años no tiene las condiciones anatómicas ni fisiológicas necesarias para concebir una gestación, porque en ese momento no existe un desarrollo uterino adecuado, es insuficiente el proceso de la flora vaginal y de las glándulas mamarias; hay fallos en los sistemas de protección del medio intrauterino desde las primeras semanas de gestación y trastornos en la ovulación, de ahí su preocupación por el inicio temprano de las relaciones sexuales en ese grupo etario y más de la procreación.

La, además, máster en Atención Integral a la Mujer recordó que esos problemas y otros propician complicaciones en las gestantes menores de edad, como la prematuridad, hipertensión arterial inducida por el embarazo (preeclampsia-eclampsia); infecciones, anemia, hemorragias, pero también los niños de estas madres precoces se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir, que los nacidos de mujeres mayores de 20 años de edad.

Pero ante la problemática afrontada por la provincia con el EA, tanto el Pami como diferentes actores de la sociedad que pueden incidir en frenar esta situación llevan a cabo disímiles acciones intersectoriales, según especialistas.

Al respecto el doctor Piriz Assa señaló que en los cuatros primeros meses realizaron cerca de mil actividades con más de 47 mil 504 personas, entre profesionales de la salud. “Sus resultados se verán a largo plazo, pero por lo pronto logramos distribuir un nivel de condones en dos municipios, así como en el primer trimestre llegamos, en dos ocasiones, con unos 800 implantes anticonceptivos, destinados a estos grupos de edades. Lo cual es insuficiente aún”.

En tanto que la máster Mercedes Leyva Almaguer, especialista del componente educativo del Pami, argumentó que mantienen atención muy particularizada con las gestantes adolescentes ingresadas, tanto en los hogares maternos como en los policlínicos con salas de hospitalización, a través de actividades de promoción de salud; además cumplimentan dinámicas familiares con estos grupos, en las cuales se utilizan las diferentes técnicas para desplegar temas propios de la maternidad, los cuidados de la madre y su bebé, lactancia materna y otros.

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Sobre las acciones educativas y de prevención, sin dudas, las más importantes para evitar que adolescentes salgan embarazadas; dijo estar llegando con materiales didácticos a las comunidades y centros educacionales, tanto para alumnos como profesores y familiares.

“Orientamos a los padres sobre la salud sexual y reproductiva, con el objetivo de crear una adecuada y oportuna educación sobre la sexualidad en la familia y así romper tabúes que aún persisten en nuestra población, para de esta forma garantizar un diálogo franco, respetuoso armonioso y abierto con sus hijos”.

Al tiempo que está en marcha un plan de capacitación dirigido a los trabajadores farmacéuticos sobre la anticoncepción de emergencia con el objetivo de que ellos puedan orientar a la población y principalmente a los jóvenes.

No obstante, sin temor a equívocos es desde el hogar donde debe comenzar a hablarse con los hijos sobre las relaciones sexuales y de la importancia de la protección tanto para evitar un embarazo, como una enfermedad de transmisión sexual (ETS). A los mayores de casa corresponde preocuparse y ocuparse por conocer con quiénes andan y qué hacen los menores de edad; darles confianza y propiciarles un espacio seguro, adecuado en el cual puedan expresar de sus dudas, inquietudes y de no saber cómo abordar estos temas, buscar ayuda profesional.

También significativa cuota de responsabilidad en esta tarea le corresponde a la escuela, espacio propicio para trasmitir a los educandos herramientas que le faciliten adoptar correctas actitudes sobre la sexualidad, a partir de que es en estos espacios es donde los niños, jóvenes y adolescentes pasan el mayor tiempo del día.

Y con estos deben estrechar fuertes lazos de trabajo los profesionales de la atención primaria, cuyos especialistas con el apoyo de los grupos comunitarios, otros factores y organismos, están llamados a influir, de manera decisiva, en un asunto que hoy causa preocupación en la sociedad en general, porque constituye una complicación, que acarrea consecuencias muy negativas, tanto para las adolescentes como para sus familias.

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