¿Cuántas veces te has quedado en blanco buscando una palabra que querías decir, pero que no te acordabas? ¿Cuánto tiempo te lleva pensar en lo que cenaste anoche? ¿Se te olvidan las cosas importantes fácilmente?

El cerebro es un músculo que hay que cuidar incluso en la vejez. Aunque puede resultar tentador pensar que ya no es necesario estudiar o resolver problemas tan complicados como a los que nos enfrentábamos en el colegio, los expertos neurocientíficos avisan de la importancia de seguir ejercitando nuestro cerebro. 

La mente humana tiene capacidad para seguir desarrollándose a lo largo de la vida. Al igual que el ejercicio físico, entrenar el cerebro es parte de tener una mejor calidad de vida y de estar sanos. Prestar atención a nuestra salud cerebral previene enfermedades y además permite desarrollar nuevas capacidades sin importar la edad. 

El mayor reto al que nos enfrentamos como sociedad para mantener intactas nuestras capacidades mentales como la memoria, la atención, la orientación, el razonamiento, el lenguaje y la motivación, son las pantallas. 

Ya sea la televisión, el móvil, el portátil o la tablet, los expertos avisan de que cada vez más delegamos muchas de estas capacidades a la tecnología, provocando la pérdida de habilidades como pensar en el mundo, procesar la información o concentrarse. 

21 hábitos que pueden arruinar tu cerebro sin que te des cuenta

En una entrevista para La voz de la salud, Michel Desmurget, experto en neurociencia, afirma que el efecto de las pantallas en el sistema neurológico es doble: nos quitan tiempo para hacer otras actividades, como leer o hacer ejercicio, y son un "asalto sensorial constante", es decir, nuestros niveles de dopamina –la hormona del placer– se disparan, provocando adicción. 

Estos son simples hábitos que pueden ayudar a mejorar nuestras habilidades mentales y cuidar de nuestro cerebro:

1. Ten una dieta con alimentos buenos para el cerebro

Tan importante como ejercitar la mente es nutrirse con los alimentos adecuados para potenciar el desarrollo de nuestras habilidades mentales. Por ejemplo, según una investigación de la Universidad de Australia del Sur, la ingesta de frutos secos puede reducir en un 40% las probabilidades de tener deficiencia cognitiva. 

Los científicos también han demostrado que beber pequeñas cantidades de vino tinto puede combatir el Alzheimer y ayuda a "limpiar" el cerebro. Por su parte, el aceite de coco es una fuente de energía perfecta para el cerebro, mientras que la cúrcuma se caracteriza por su función antioxidante, antiinflamatoria, anticancerígenas y antimicrobianas, que ayuda a proteger el cerebro de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, la esclerosis múltiple o los accidentes cerebrovasculares.  

2. Busca tiempo de "espacios en blanco", lejos de la tecnología

El abuso de la tecnología es la principal amenaza contra nuestra salud cerebral y mental. Según cuenta la terapeuta, coach y CEO de El Animal Emocional, Ana Sánchez-Anegón, a Business Insider España, el uso de las pantallas y el tiempo que pasamos delante del móvil es uno de los factores que dañan la salud del cerebro. 

El experto en optimización de la memoria, Jim Kwik, asegura que hay que alejar el cerebro de la dependencia de la tecnología. Un buen ejercicio para llevarlo a cabo es crear "espacios en blanco" semanales donde se esté al menos 30 minutos sin usar el teléfono o cualquier otro aparato digital. Esta pequeña tarea puede ayudar a mejorar habilidades como la memoria o la retención de información, según el experto.

3. Duerme las 7 horas recomendadas

La tecnología también está cambiando nuestros hábitos nocturnos: cada vez que nos acostamos nos quedamos mirando el móvil, lo que altera los ritmos circadianos y reduce la cantidad de melatonina, la hormona responsable del sueño. 

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Dormir 7 horas, ni más ni menos, mejora la memoria. Por el contrario, dormir menos de la cantidad recomendada puede afectar a la función cognitiva: es durante el sueño que nuestro cerebro trabaja para fortalecer "las conexiones entre las células cerebrales" y sus "diferentes regiones", moviendo "la información a áreas del cerebro que son más eficientes para almacenarlo", explica Richard Shane, creador del método Speel Easily, en declaraciones para TheHealthy. 

4. Medita

Meditar de forma diaria tiene múltiples beneficios: el más sorprendente son los cambios en la conformación de zonas del cerebro, concretamente del hipocampo y la amígdala cerebral, según algunos estudios. 

Otras investigaciones apuntan a que la meditación ayudan a mantener el grosor y la densidad de materia gris de la zona encargada del aprendizaje, la concentración, la empatía y la memoria. Sin embargo, para que esto se produzca de forma efectiva, el ejercicio de la mediación tiene que ser una práctica diaria.  

5. Reduce el consumo de alcohol

Mientras que una copa de vino puede ser beneficiosa de vez en cuando, el exceso de alcohol es gravemente perjudicial para las capacidades cerebrales. Los médicos y expertos de la salud consideran consumo regular de bebidas alcohólicas aquellas que se consumen mientras se come, como la cerveza o el tinto de verano, o si se bebe regularmente los fines de semana. 

Concretamente, es consumo excesivo más de 8 tragos por semana para las mujeres y más de 15 por semana para los hombres. El alcohol reduce la cantidad de serotonina (hormona clave para el estado de ánimo), pero también de la dopamina. Además, lo inunda de glutamato neuroquímico, lo que puede desencadenar ansiedad. 

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6. Haz ejercicios cognitivos

Ejercitar el cerebro no tiene por qué ser aburrido. Los acertijos y los problemas de lógica suelen ser una de las mejores formas de entrenar la materia gris y divertirse al mismo tiempo. Otro de los beneficios de hacer acertijos difíciles también es poner a prueba la salud mental. 

Además de ejercitar el cerebro, dedicar tiempo a resolver problemas es una forma de desconectar del trabajo y buscar esos "espacios en blanco" que pueden llevarse a cabo mientras se está al aire libre o se disfruta de tiempo de relax. 

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7. Haz ejercicio físico

Al igual que la alimentación, hacer ejercicio es otro de los must para cuidar nuestro cerebro. Entrenar y hacer actividades físicas beneficia las capacidades cerebrales mejorando la interacción entre el lóbulo frontal y el temporal medial. Además, favorece la producción de agentes neurotróficos que hacen que aumente la plasticidad sináptica, la neurogénesis y la vascularización del cerebro. 

Men sana in corpore sano es un lema con base científica. Investigadores del CSIC explican que algunos de los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el cerebro pasan por el aumento del desarrollo cognitivo y la memoria, ayuda a mejorar la evolución de enfermedades neurodegenerativas, impulsa la creación de nuevas neuronas y la sensación de bienestar. 

8. Lee y escribe

Escribir a mano parece algo pasado de moda, pero es uno de los mejores ejercicios para el cerebro y el desarrollo cognitivo. Coger un papel y un bolígrafo mejora el aprendizaje y la memoria, ayuda a procesar la información, mejora la comprensión lectora y fija ideas y conceptos. También favorece la creatividad, el pensamiento crítico y ayuda a manejar el estrés. 

Por otro lado, la lectura también es altamente beneficiosa: aumenta la conectividad funcional del cerebro, potencia la empatía, ejercita la memoria y aumenta la concentración, según apunta Salud.ideal. Leer también reduce el estrés, como apunta un estudio llevado a cabo por la Universidad de Sussex reveló que la lectura puede reducir los niveles de estrés en un 68%.

9. Aprende un idioma

Según estudios recientes, aprender un segundo idioma no solo mejora tus opciones laborales y te abre un mundo de posibilidades, sino que potencia la capacidad cognitiva, creativa e intelectual. La Academia Americana de Neurología afirma que hablar más de un idioma aumenta las vías nerviosas del cerebro, ayudando al procesamiento de la información, según recoge The Globe. 

En otra investigación de las universidades de Michigan y Massachusetts, los niños que estaban aprendiendo un segundo idioma también mejoraban sus resultados en matemáticas. Entre estos beneficios también se encuentran una mayor creatividad, un oído capaz de distinguir más sonidos, mejora la memoria e incrementa la flexibilidad cognitiva.