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Un barrio de luces oscuras, con voces feroces. Así describía Virginia Woolf al Soho londinense, zona que frecuentaba durante su estancia en Londres, cuando Bloomsbury actuó como el hogar en el que se reunía con otros intelectuales, visitaba a su hermana Vanessa Bell y se hundía en las infinitas librerías que convivían -y todavía conviven- con los pubs y los restaurantes de sus callejones durante horas. Luces de neón, tiendas for adults y, ahora, una renovada imagen que todavía mantiene trazos de aquella esencia intrigante, sombría y seductora del siglo XX.

Por el Soho también se dejaban ver el pintor Francis Bacon, el periodista Jeffrey Barnard y una gran lista de intelectuales que, más allá de perderse en sus peculiares establecimientos y dejarse embaucar por el encanto de sus tiendecitas, pasaban horas también entre copas de vino y vodka dentro de los locales privados en los que la membresía estaba reservada, por supuesto, solo a los hombres.

En la Great Pulteney Street, exactamente en el número 33, donde se localizaban los Trident Studios, Elton John grabó la romántica Your Song y otros cantantes como David Bowie escogieron este lugar para dar vida a The Rise and Fall of Ziggy Stardust y The Spiders From Mars, entre otros títulos. Tan querido es el Soho que también a la calle Berwick Street Oasis le debe el horizonte de la fotografía de la portada de su álbum (What's the story) morning glory.

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La cultura y la lujuria se dan cita en este barrio. El jazz en Ronnie Scott's, le decoración del bar Italia, el primer restaurante Ivy... Todo en el Soho sigue estando donde antes estaba, al igual que sucede en el resto de la ciudad que, incluso tras pasar las arduas consecuencias del Brexit y de la pandemia, respira el aroma de su historia en cada una de sus esquinas. Porque Londres sigue siendo Londres: un sitio al que volver una y otra vez. Una ciudad que nunca se llega a conocer del todo, pero que aún así, siempre te permite verla con la misma mirada.

Dicen que un hombre que no está enamorado de Londres no está enamorado de la vida. Es de esos enclaves que amas u odias, pero que merece la pena descubrir, sobre todo, perdiéndose entre sus rincones más escondidos, los mismos que destilan su carácter, uno mucho más amable del que se considera fuera de sus fronteras. Para poder hablar de la ciudad del Támesis hace falta conocerla bien. Hay que observarla y hay que hacerlo con los ojos muy abiertos. Más allá del Big Ben, de Regents Park o del Palacio de Buckingham. Look left, look right, look both...

El corazón de Londres

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SOPA Images//Getty Images

Desde recorrer los teatros de la zona de Convent Garden por los que deambulaba Nell Gwyn, visitar el colorido y curioso rincón cada vez más conocido de Neil's Yard, mirar al cielo y ver la pasarela serpenteante por la que desfilan las bailarinas del Royal Ballet School, entrar en la Bow Street Police Museum donde estuvo en el calabozo Oscar Wilde, sentarse en las teterías para disfrutar de su tea-time o comprar en el mercado de Convent Garden y disfrutar de las fotografías del pasado que cuelgan de sus paredes.

Un hotel que era la antigua sede de la BBC Radio

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D.R/ ME LONDON/ Francisco Guerrero

En esta zona, exactamente en Strand, a escasos metros del río (strand en el inglés antiguo significaba "ribera") y a pocos pasos de una de las vistas más privilegiadas de la ciudad, la City de Londres, se encuentra uno de esos alojamientos que dejan con la boca abierta a todo el que lo visite. Un espacio energizante, como si estuviéramos sintonizando la emisora.

La antigua sede de la BBC Radio es el edificio que ahora acoge al ME London de la gran cadena española hotelera Meliá. Es un hotel vanguardista cuya fachada esconde un asombroso interior que no deja a nadie indiferente. Si no te alojas en él, al menos, debes entrar para conocerlo o subir a su décima planta, en la que se encuentra el afamado Radio Rooftop Bar que alberga una panorámica casi de 360º de la ciudad.

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D.R./ ME LONDON


Esta azotea combina una decoración exquisita en su interior -libros de Yves Saint Laurent o Dalí se mezclan con la madera clara y el mármol- con el exterior, en el que además de las mesas se encuentran una de las tendencias que más auge tienen ahora en Londres, las burbujas. Las bubbles del ME London cuentan con una sólida estructura que soporta el tormentoso tiempo de la ciudad y permiten disfrutar de las vistas del horizonte sin frío y en un entorno acogedor en el que pueden sentarse hasta seis personas. Abre hasta las once de la noche, pero desde muy temprana hora de la mañana se puede desayunar de una propuesta en la que resulta difícil escoger solo un plato: english breakfast, huevos benedictinos, pancakes, salmón ahumado, croissants, tostadas, fruta... Ideal para comenzar el día.

ME London es un hotel atípico. Es moderno, pero tiene la capacidad de hacerte sentir en casa (y no solo porque la mayoría de su personal sabe hablar español).

Diseñado por Foster and Partners, su lobby es lo primero que se encuentra nada más entrar en sus estancias. Se llama Marconi Lounge y, como su nombre indica, hace honor a Guglielmo Marconi, el inventor de la radio. En sus paredes cuelgan con frecuencia diferentes exposiciones temporales que van cambiando según la temporada y unos agradables sofás te abrazan al lado de una barra multifacética en la que varios planes son posibles: desde pedir un café para una reunión de trabajo hasta disfrutar de un cóctel en buena compañía cuando cae la noche. O simplemente quedarte ahí sentado viendo a través de sus ventanales a la gente pasar.

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D.R./ME LONDON


Antes de subir a la recepción y hacer el check-in, la música ya llama la atención. Haciendo gala del pasado del edificio, cada una de las localizaciones del ME London cuentan con una melodía diferente. Sus paredes de mármol oscuro te hacen sentir como en un club de lujo que invita, siempre, a disfrutar de sus servicios.

Tras pasar por la primera planta y firmar el documento de ingreso en el hotel en la recepción en un atrio de forma piramidal que te sumerge en los vídeos de sus pantallas deslumbra conocer sus habitaciones. Hay un total de 157 de nueve tipologías diferentes y con una cama de mínimo king size con una televisión en frente y luces ambientales en las que puedes cambiar el color, además de la blanca: verde, azul, rosa o violeta.

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D.R./ ME LONDON

Los dormitorios del hotel son espaciosos, están decorados siguiendo la tendencia minimalista en negro, blanco y gris y su baño cuenta con una ducha balinesa de tres grifos diferentes...Casi como en un spa. Porque en ME London todo está pensando al detalle. De hecho, tanto que, incluso, sobre la televisión el personal del hotel escribe a rotulador una frase motivadora diferente a cada huésped para darle la bienvenida. "If you follow wall the rules, you miss all the fun", "lose you dreams and you might lose your mind...".

Tan minuciosa es la atención que cada día llaman a tu habitación para preguntarte si deseas que te la preparen antes de dormir e, incluso, los colgadores de las puertas que señalan la disponibilidad para entrar al servicio de limpieza contienen lemas que muestran el espíritu joven del hotel, como el de prohibición, en el que se puede leer: You don't need to see it.

Para aquellos hedonistas que deseen una velada íntima y que supere las cinco estrellas con las que está galardonado el hotel, la suite cuenta con un salón pegado el roof top desde el el que se ve la panorámica londinense desde las alturas. ¿Es este hotel una razón para viajar? Puede. Cuenta también con dos baños, una terraza privada, un dormitorio amplio y un espectacular comedor cálido y acogedor. La zona del gimnasio, en cambio, se abre para todos los huéspedes del hotel que deseen hacer ejercicio en cualquier momento de las 24 horas del día.

Todos los sentidos se despiertan en Londres, también el del gusto. Más allá de su famoso fish & chips, lo que la ciudad ofrece es una amplia variedad de restaurantes de comida internacional en los que transportarse en segundos a otros países. En el mismo hotel, de hecho, se encuentra Luciano, un restaurante italiano del conocido chef Gino D'Acampo en el que Lorenzo Minini despliega su buen hacer en la cocina como chef ejecutivo. Ensalada caprese, gnocchi con setas y trufa, espaguetis con langosta, embutidos italianos... Cucina di alto livello.

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D.R./ LUCIANO RESTAURANTE


También otro restaurante del ME London, el STK Londres, se impone como una opción predilecta para los amantes de la carne, el marisco y los cócteles. Está operado por The ONE Group y destaca por servir la mejor carne de res USDA prime añejada durante 28 días. Es tierna, jugosa y su textura y sabor conquista hasta a los más exquisitos.

Una de las particularidades de Londres es que no cuenta con una estructura arquitectónica detalladamente planificada. La estética de la ciudad maravilla precisamente por ese encanto perceptible en el que parece que cada uno de los elementos que la componen ha sido construido en un lugar que parece haber sido escogido -o no- de manera aleatoria. Un desorden natural que destila belleza aún sin buscarlo y en el que coexisten diferentes estilos urbanísticos separados únicamente por el nombre de sus barrios. Un minuto estás en Westminster y, a los pocos, te encuentras paseando por Kensington y Chelsea.

La impronta de Victoria y Alberto

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Ian West - PA Images//Getty Images

De esta última zona era precisamente Virginia Woolf. Aunque ella amaba el Soho y creció en Bloomsbury, nació en el número 22 de Hyde Park Gate, una de las zonas más privilegiadas de la ciudad situada al oeste del centro de Londres que destaca por sus casas victorianas, sus boutiques y su cultura.

La historia de amor de la reina Victoria y su marido (y primo) Alberto de Sajonia fue una de las que más marcó Kensington. La impronta que ambos dejaron le debe su herencia, especialmente, la zona de South Kensington y Knightsbridge en la que proliferaron los museos más emblemáticos de la ciudad gracias a los deseos del propio príncipe: el Victoria & Albert, el Natural History Museum y el Science Museum. Tres visitas obligadas en la capital.

Kensington es un barrio casto, pero dinámico. No reina en el caos en él, sino más bien la calma justa que lo convierten en un paraje en el que alojarse en familia o en pareja si se busca escapar del ritmo frenético de las grandes ciudades. A esta zona se le conoce también como la Little France ("la pequeña Francia") ya que en ella se encuentra una gran cantidad de tiendas, librerías y restaurantes ambientados en el país galo, como el café Juliette, en el interior de los prestigiosos almacenes de Harrods, un bistró de color rosa francés inspirado en la Provenza y la Riviera francesa. Una excusa más para entrar y dejarse maravillar por la opulencia de Harrods y terminar el día tomando un cóctel en el joven y exclusivo Baccarat Bar.

Pegada a estos almacenes se encuentra también otra de las calles por la que más estrellas desfilaron. Se trata de Brompton Road, inspiración de la canción de A day in the life de The Beatles y enclave en el que se refugió Syd Barret tras su salida de Pink Floyd.

Dormir en (tres) casas victorianas

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D.R./ Meliá London Kensington

A pocos minutos está Gloucester Road, una zona tranquila que continúa manteniendo la esencia victoriana y en la que principalmente predomina el blanco de las casas conjugado con edificios de ladrillo. Gloucester Road es el lugar definitivo en el que alojarse. Allí, el Meliá London Kensington abrió sus puertas hace apenas tres años como parte de los Meliá Collection de la casa hotelera y se encuentra en un enclave afortunado: en la calle Gloucester Road y entre Southwell Gardens y Cromwell Road. Desde su hall llama la atención una vista: la iglesia St. Stephen's, creada en 1866 con estilo ecléctico, vidrieras y elementos góticos.

Los hoteles Collection de Meliá se diferencian por encontrarse en puntos estratégicos de las ciudades seleccionados al milímetro por su esencia. De hecho, el de Kensington debe su creación a la historia.

Cuando en la época victoriana la ciudad notó un gran crecimiento con el desarrollo industrial y los habitantes de los alrededores se mudaron a la capital para trabajar en las fábricas construidas en el este (por la facilidad de acceso), todo cambió. La céntrica zona de Mayfair, en la que vivía la aristocracia y la gente de alto nivel adquisitivo, recibía el humo que viajaba del este al oeste y, sus habitantes, tras visitar la Gran Exposición que la reina Victoria organizó en Hyde Park en 1851, decidieron mudarse de barrio y vivir en las nuevas casas de las calles de Kensington.

Fue esta exposición la que presentó estas construcciones, las calles y, también, los artistas del momento. De hecho, dicen que el 80-90% de las casas victorianas de aquella época estaban decoradas con los estampados de los wall papers de William Morris, los mismos que, ahora, recupera el Meliá Collection en su interiorismo para rendir honor a este gran e histórico legado de los siglos XVIII, XIX y principios del XX . Las paredes de las tres casas victorianas que lo integran cuentan con la identidad de Morris en sus habitaciones, pero también en la decoración de sus estancias en las que se explora su universo en diferentes estampados de flores y jardines ingleses que decoran desde cuadros hasta espejos.

El edificio es un cálido y acogedor alojamiento. Sentir que fue la casa de tres núcleos familiares diferentes es posible ya que mantiene la estructura que reinaba por entonces: una primera planta en la que estaba el living room de techos altos, una segunda en la que dormía el matrimonio, una tercera para los niños, una cuarta planta para las nannys y un bajo destinado a los cuartos de la limpieza y la cocina.

Ahora todo eso se ha transformado para convertirse en un lujoso hotel emblema de la firma en el que no falta de nada. El interiorismo continúa respirando aire victoriano, pero se conjuga en perfecta armonía con la contemporaneidad que reclaman los tiempos en siete modelos de habitación diferentes. En ellas el mármol se alía con tonalidades blancas, verdes, azules y oro. Si la mayoría tienen vistas a Gloucester Road, la suite cuenta con una panorámica privilegiada a las encantadoras mews propias de la zona, que eran antiguas caballerías de sus habitantes.

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D.R./ Meliá London Kensington

Como casi cualquier zona de Londres, la oferta gastronómica en Kensington es tan variada como amplia. De hecho, a pocos metros del hotel y en la misma calle se encuentra la pizzería Da Mario, la favorita de Lady Di para llevar, en secreto, a Harry y William. La diferenciarás seguro: sus escalones señalan el nombre de la princesa como homenaje.

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D.R./ Meliá London Kensington

También y para no salir del hotel, al lado del hall, el SW7 Brasserie & Bar, es una buena opción. Fusiona la cocina inglesa con la mediterránea, apostando por productos de calidad, procedentes de proveedores locales y de proximidad. Calamares fritos con alioli, croquetas de setas con trufa, tablas de queso manchego y Idiazabal, ensaladilla rusa, patatas bravas, pimientos de padrón... Suena y sabe a tapas españolas, pero estos platos cuentan con un twist british que los convierte en únicos. También aquí, en este restaurante la influencia de William Morris se expresa en la mixología de sus imaginativos cócteles de autor, que se inspiran en sus obras.

Entre tanta comida y visita y para los más enérgicos y quienes no quieren descuidar ni el cuerpo ni el trabajo durante su estancia en Londres: el gimnasio también abre 24 horas y existen tres salas de reuniones en las que se organizan eventos corporativos.

El jardín de Peter Pan

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DEA / W. BUSS//Getty Images

Si de algo más puede presumir Londres es de sus parques, sobre todo de los del suroeste de la ciudad. Entre tanto habitáculo residencial el dúo formado por Hyde Park y los Kensington Gardens forma un tándem inigualable que se completan con otros dos más alejados: Regents Park y el inmenso y cautivador Richmond (que requiere una parada recomendada en su pueblo).

Kensington Gardens y Hyde Park se separan únicamente por la distancia que se encuentra entre el Albert Memorial y la Serpentine Gallery con el Princess Diana Memorial Fountain. Subiendo desde Gloucester Road lo primero que te encuentras son los Kensington Gardens a los que el Royal Albert Hall les da la bienvenida desde el otro lado de la acera, antes de cruzar para visitarlos.

Estos jardines, además del formidable monumento del príncipe Alberto y de la Serpentine Gallery, cuentan también con varios altos en su paseo: la estatua de Peter Pan, el histórico restaurante The Orangery, el lago Round Pound y, por supuesto, el palacio de Kensington, donde nació la reina Victoria y lugar en el que posteriormente vivieron otros royals como Carlos y Diana, los duques de Kent o los de Cambridge.

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Hollie Adams

Londres es la ciudad de las mil caras. Si en el este, el sur e incluso algunas zonas del norte se distinguen más por la multiculturalidad y los barrios y guetos que reinan en sus calles, en Kensington, por lo general, viven británicos. Es castiza, pero una de su calles concentra las compras preferidas por muchos de los habitantes de la ciudad al buscar huir de las aglomeraciones de Oxford Street. Se trata de High Street Kensington, una de las 35 grandes calle comerciales de Londres.

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High Street Kensington no tiene Tesco, sino Whole Foods y una gran cantidad de franquicias ideales para renovar armario. También a pocos minutos de esta calle merece la pena visitar romántico y encantador Holland Park en el que, además de sus cautivadores itinerarios y curiosidades, está Design Museum, una oda al diseño contemporáneo en todas sus manifestaciones que, además de sus exposiciones fijas, cuenta con muestras temporales como la reciente Amy: más allá del escenario, un recorrido por la vida y el estilo de Amy Winehouse. Y muy cerca: el colorido Notting Hill, con su Portobello Market los sábados por la mañana.

Estamos ante un nuevo renacer de Londres. La capital británica te da la bienvenida con indiferencia, pero siempre te acoge aunque te ceda libertad. Fue uno de los destinos que muchos llamamos en nuestra fuga de cerebros, ahora es ella la que nos llama. Ya lo dijo The Clash en 1979: London (is) calling.