A 100 años de Desolación: ¿Cuál es el legado que Gabriela Mistral dejó a las mujeres?




En 1922, a los33 años, Gabriela Mistral publicó en Nueva York su primer poemario Desolación. Es uno de sus textos más reconocidos, el que impulsaría su carrera, y en el que dejaría también sembrados los principales temas de su obra; la naturaleza, la niñez, la espiritualidad, la vida y la muerte, el dolor. Cada generación, desde hace un siglo, ha ido descubriendo una mujer infinita, que no deja de sorprender; su obra con los años se engrandece y cobra cada vez más vigencia. A 100 años de la publicación de este poemario, críticas, poetas, escritoras y especialistas hacen un recuento del legado que persiste hasta nuestros tiempos.

Lucía Guerra, crítica literaria, escritora y feminista.

“Gabriela Mistral es una figura señera para las minorías genéricas en Latinoamérica. Ya en 1906 en “La instrucción de la mujer”, artículo publicado en La voz de Elqui de la ciudad de Vicuña, ella denuncia las injusticias del sistema patriarcal. En su poema “Todas íbamos a ser reinas”, se pone de manifiesto la falsedad de la utopía del matrimonio planteada como única meta para la existencia de la mujer. Meta que la mantiene en una posición subalterna. Más allá del rol asignado, Mistral ofrece la alternativa de una autonomía lograda a través de la creación artística. Por otra parte, ella se adelanta a los discursos de las ideologías feministas de fines del siglo XX al inscribir en su poesía, la relación de la mujer con la Materia y su propio cuerpo mientras en sus escritos publicados varios años después de su muerte, da voz a la subjetividad lesbiana que, durante siglos, fue silenciada”

Paula Ilabaca, poeta

“Creo que nos enseñó a no transar con nuestras ideas, nuestra escritura y lo que pensamos. En estas nuevas generaciones persiste, además, una idea de que la escritura es una forma de pensar y no solo de plasmar en una forma definida (poesía, cuento, novela, dramaturgia, etc.) lo que deseamos que salga a la luz. Amamos a Gabriela Mistral por eso y le agradecemos por eso que aún estamos descubriendo de ella.”

Diego del Pozo, editor literario, realizador audiovisual y especialista en Gabriela Mistral

“A cien años de su primer libro de poesía Desolación, obra ícono del modernismo latinoamericano, yo diría que la figura de Gabriela Mistral solo sigue creciendo. A mi juicio es la poeta y la intelectual más importante de América Latina sin comparación, y su mensaje, de carácter atemporal, nos entrega día a día luces para marcar el camino que debemos recorrer. Es un ejemplo como mujer, que logró levantarse y enfrentar todas las adversidades de su época, llegando al escalafón más importante de las letras mundiales, el Premio Nobel. Sus reflexiones sobre democracia, Latinoamérica, la naturaleza y la igualdad, son ideas que viajan en el tiempo y nos indican qué horizonte perseguir. Su historia y su obra son inspiradoras para todas las generaciones, no sé me ocurre otro personaje tan transversal y tan actual a la vez”

June García, escritora y feminista

“El legado de Gabriela Mistral es tremendo y hoy la podemos leer con una mirada distinta a esa Gabriela que se nos quiso imponer, desde una sociedad conservadora, más allá de ser esa tierna maestra rural. Desde el presente la podemos entender como una mujer profundamente política, deseante, compleja, muy por fuera de este ideal de mujer perfecta domesticada. Me parece que hay algo muy particular de su legado que, dado las nuevas miradas que podemos tener, se siente absolutamente inagotable. La seguimos descubriendo con textos que no tuvieron circulación antes y que hoy aparecen con mucha fuerza y nos sigue sorprendiendo. Es una mujer infinita. Y gran parte de su enseñanza para mí generación, los centennials, es que podemos llamarla con mucho orgullo la madre queer de la nación. Desafió toda norma heterosexual, vivió su deseo libremente, una vida rodeada de mujeres; eso es evidentemente muy especial ¡tenemos una mujer queer en nuestros billetes! Por otra parte nos deja una gran responsabilidad con nuestra tierra, nuestra gente, ella se preocupó mucho de eso. Cuando pienso en los problemas y conflictos medioambientales pienso en ese Chile que nos dejó ella retratado en sus poemas; ese es el Chile que queremos rescatar y cuidar. No solo a la naturaleza, sino a su gente.”

Daniela Schütte, compiladora y editora del libro “Doris, vida mía”

“Lo primero que me atrajo de Gabriela Mistral fue la construcción del personaje. Cómo desde los márgenes supo vincularse y relacionarse con su entorno cercano y distante para ir avanzando, para ir cimentando un lugar para su discurso y lo que este significaba, sin por eso perder integridad, coherencia ni responsabilidad intelectual. Otro asunto que no deja de sorprenderme es la diversidad de sus intereses y pasiones, su vínculo con la tierra, la delicadeza en la observación de personas, árboles, animales, la situación política, social, cultural, educacional -y un largo etcétera- de Chile, Latinoamérica y el mundo. En otras palabras, de todo cuanto la rodeaba y cómo su agudo uso del lenguaje no solo la hizo volcarlo en las palabras exactas, sino también en las formas textuales y ritmos adecuados, explorando con soltura desde textos poéticos, artículos periodísticos, ensayos, recados, entre otros. Por último, me conmueven sus contrastes. Un ser tan complejo y duro en algunos momentos y tan delicado y frágil en otros; una persona tan arraigada a su suelo natal pero que, a su vez, vivió buscando un lugar que la acogiera en una suerte de errancia autoimpuesta, y cómo todos esos contrastes permean cada uno de sus textos y sus palabras. Como ella misma dice, en una de sus cartas a Doris Dana, “Yo soy una mujer tímida, a pesar de la dureza de mis versos”.

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