Con él, se inició el terror. Y también el mito. Jack el Destripador fue el autor del asesinato de, al menos, cinco mujeres, todas ellas prostitutas es, probablemente, el asesino más famoso de la historia. Resulta irónico que tal calificativo se aplique, a su vez, a un criminal aún sin rostro.
Más de 130 años después de los asesinatos, dichos crímenes continúan sin resolver. Y no será por falta de interés: la criminología ha estudiado pormenorizadamente las pistas que se conservan de este asesino de mujeres; y estudios científicos han tratado de señalar a varios sospechosos, pero ninguno ha llegado a ser lo bastante concluyente.
Pese a que se le atribuye una docena de asesinatos entre 1888 y 1892, cinco de ellos se consideran canónicos: Mary Ann Nichols (encontrada el 31 de agosto), Annie Chapman (encontrada el 8 de septiembre), Elizabeth Stride y Catherine Eddowes (ambas encontradsa el 30 de septiembre) y Mary Jane Kelly (encontrada el 9 de noviembre). Todas ellas, excepto una, fueron asesinadas mientras buscaban clientes en la calle.
Pero lo más espeluznante de los crímenes de Jack el Destripador fue la brutalidad de sus procedimientos: en todos los casos, la garganta de la víctima fue cortada y, en todos los casos el cuerpo fue mutilado de distintas formas. Estas precisas disecciones hicieron pensar a la policía que el asesino debía tener algún conocimiento de anatomía humana.
No solo la brutalidad de los asesinatos, sino también los misteriosos detalles que rodearon a los casos, así como los tintes de morbo vertidos por la prensa y recibidos por la población londinense contribuyeron a escribir una de las más negras páginas de la historia de la criminología. Fueron célebres las cartas que recibieron las autoridades por el supuesto asesino: notas burlonas, jactándose de los fallidos esfuerzos de la policía. Algunas de estas notas, firmadas con el pseudónimo que le hizo pasar a la historia, 'Jack el Destripador', estaban firmadas con sangre; una de ellas iba acompañada de la mitad de un riñón humano, que pudo ser extraído de una de las víctimas. La más famosa de las cartas, encabezada con el título From hell, incluso inspiró al artista Alan Moore en la creación de una serie de obras del cómic en los años noventa.
Las limitaciones de la policía científica, que no poseía las herramientas actuales de identificación por ADN, el alboroto público por la no resolución de los casos y, en general, el morbo de aquellos brutales asesinatos crearon un clima de presión que se levantó contra el secretario del hogar y el comisionado de policía de Londres, que acabó por renunciar.
Hacemos ahora un repaso por los cinco crímenes canónicos de Jack el Destripador, el asesino en serie más famoso de la historia.
(Algunas imágenes y descripciones pueden herir la sensibilidad de algunos lectores)
Mary Anne Nichols
Mary Ann, apodada Polly, nació el 26 de agosto de 1845. Había estado casada y tuvo cinco hijos, pero se separó de su marido William Nichols en 1881. Después de la separación, se mantuvo realizando trabajos domésticos en varios hogares. En 1882, William descubrió que su esposa vivía como prostituta y suspendió los pagos de manutención. En aquel entonces, ella estaría viviendo con otro hombre, probablemente Thomas Dew. Las autoridades parroquiales aceptaron la retirada de la manutención tras alegar su marido que se dedicaba a la prostitución y que, supuestamente, le había abandonado a él y a sus cinco hijos. Pero, según el padre de Mary Ann, la separación se produjo por un romance que su marido mantuvo con la enfermera que la cuidaba. Cuando murió, llevaba sin ver a su familia tres años. Tenía 42 años. La noche de su muerte, Mary Ann vivía en el número 18 de Thrawl Street, donde compartía habitación con cuatro mujeres, incluida Emily Holland, la última persona que la vio con vida, hacia las 2:30 de la madrugada del 31 de agosto de 1888. Holland la describió entonces como "muy borracha y tambaleándose contra la pared".
Primera víctima: 31 de agosto de 1888
El cuerpo de Polly Nichols fue descubierto hacia las 3:45 de la madrugada en Buck's Row por el chófer Charles Cross, de camino a su trabajo. El lugar del cadáver está a diez minutos a pie de Osborn Street, donde fue vista por última vez.El cuerpo, además, se situaba bajo la ventana de la vivienda de Emma Green y su hija, quienes afirmaron acostarse pronto y no haber sido perturbadas por ningún ruido hasta que fueron avisadas por la policía.
Los detalles del crimen
Los detalles sobre el estado del cadáver fueron aportados al diario The Times así: “Su cara estaba magullada y su garganta había sido cortada dos veces. Su estómago había sido abierto y cortado varias veces”.
Annie Chapman
Annie Chapman tenía 47 años en el momento de su muerte. Era consumidora habitual de alcohol y se ganaba la vida combinando trabajos de costura, de fabricación y venta de ramos de flores, y en el ejercicio de la prostitución. Tenía dos clientes habituales con los que compartía cama: Harry the Hawker y Ted Stanley, este último, un supuesto soldado retirado conocido por sus compañeros de alojamiento como ‘el pensionista’. Según las investigaciones de la policía, durante los últimos días de su vida, Chapman sufrió una fuerte discusión con uno o ambos de estos dos hombres y fue brutalmente maltratada. Annie Chapman vivió durante los cuatro últimos meses de su vida en una casa de huéspedes en el número 35 de Dorset Street.
Segunda víctima: 8 de septiembre de 1888
El cadáver de Chapman fue hallado por John Davis, un anciano residente de la calle Hanbury 29, a las 6 de la mañana del 8 de septiembre de 1888. El anciano Davis avisó a dos trabajadores que se encontraban en la zona. Estos hombres fueron quienes ataron su pañuelo alrededor de su cabeza, al parecer, para que esta no se desprendiera del cuerpo, y así se mantuvo hasta que llegó la policía.
Los detalles del crimen
Su cabeza estaba vuelta hacia la casa y su ropa había sido levantada por encima de su cintura. Su cara estaba cubierta de sangre, y sus manos estaban levantadas y dobladas con las palmas hacia la parte superior de su cuerpo, dando la impresión a los investigadores de que "luchó por su vida".
Elizabeth Stride
Elizabeth Stride, de 44 años de edad, pasó la última tarde de su vida limpiando habitaciones en la casa de hospedaje del número 32 de Flower and Dean Street, su lugar de residencia habitual los últimos seis años. Fue vista por última vez la noche del 29 de septiembre de 1888. Tres testigos la sitúan a diferentes horas acompañada por tres hombres distintos.
Tercera víctima: 30 de septiembre de 1888
El cuerpo de Elizabeth Stride fue descubierto pasada la medianoche del día 29 de septiembre en Dutfield's Yard. Quien la descubrió fue Louis Diemschutz, el encargado de un local adyacente al lugar. Un ciudadano húngaro llamado Israel Schwartz dijo que, poco antes de ser descubierto el cadáver, había visto a Stride viva hablando con un hombre en ese mismo lugar. Según Schwartz, la pareja mantenía una discusión, cuando se alejó para evitar involucrarse. Mientras abandonaba el lugar, vio a un segundo hombre de pie observando la escena, encendiendo su pipa. La presencia de este segundo hombre despistó a la policía, e incluso estimaron que el asesino pudo tener un cómplice. En un informe, fechado el 19 de octubre de 1888, el inspector jefe Swanson escribió lo siguiente: “Que dos ataques violentos hayan tenido lugar contra la misma mujer en la misma puerta de enlace en un espacio de 15 minutos es demasiada coincidencia, por lo que existe una alta probabilidad de que el primer hombre que vio Israel Schwartz fuera el hombre que asesinó a Elizabeth Stride”. De hecho, cuando el propio Diemschutz descubrió su cuerpo, es probable que el asesino siguiese escondido en el patio.
Los detalles del crimen
Elizabeth Stride sufrió un corte limpio en el cuello, similar al del resto de las víctimas. Pero, esta vez, no sufrió mayores mutilaciones.
Catherine Eddowes
Más o menos en el mismo momento en que se descubrió el cuerpo de Elizabeth Stride en Dutfield’s Yard, otra prostituta llamada Catherine Eddowes, de 46 años, era liberada de la comisaría de policía de Bishopsgate. Ocho años antes de su muerte, Eddowes habría sufrido problemas con la bebida, abandonando a su familia: Thomas Conway, y una hija y dos hijos que tuvo con él. En el momento de su muerte, se mantenía viviendo con una nueva pareja, John Kelly, en el albergue de Cooney, situado en el número 55 de Flower and Dean Street, en Spitalfields, donde además ejerció la prostitución de manera ocasional para poder pagar el alquiler.
Cuarta víctima: 30 de septiembre de 1888
A las 8:30 de la tarde del 29 de septiembre, Eddowes había sido arrestada por escándalo público, pero fue liberada pocas horas después. Salió de la comisaría a las 0:55 de la madrugada, a ocho minutos a pie de Mitre Square, donde sería hallada muerta. A la 1:30 de la madrugada, Eddowes fue vista por tres ciudadanos en el cruce de las calles Duke Street y Church Passage. Estaba acompañada de un hombre. Uno de estos tres ciudadanos, llamado Joseph Lawende, un poco más observador, pudo proporcionar más tarde a la policía una descripción de este acompañante: poseía la apariencia de un marinero y tenía unos 30 años. Tenía piel blanca y un pequeño bigote rubio. Llevaba un pañuelo rojizo, una chaqueta holgada y una gorra puntiaguda de tela gris. Quince minutos después de ser vista por última vez, Eddowes fue encontrada muerta en Mitre Square. La policía estima que el hombre descrito por Lawende era, con altísima probabilidad, Jack el Destripador. El asesino actuaba por segunda vez en una misma noche, con apenas una hora de diferencia. A la 1:45 de la madrugada el oficial Edward Watkins descubrió el cadáver mutilado de Catherine.
Los detalles del crimen
Como las anteriores víctimas, su garganta había sido cortada. Además, le habían mutilado los dos párpados, parte de la nariz y la oreja derecha. Se le retiraron también el útero y el riñón izquierdo y sus entrañas habían sido depositadas sobre su hombro derecho. Esta demostración terrorífica del conocimiento anatómico de Jack ‘the Ripper’ hizo sospechar a la policía que, tal vez, se trataba de un profesional de la medicina, o, tal vez, de un carnicero.
Mary Jane Kelly
Mary Jane Kelly tenía aproximadamente 25 años en el momento de su muerte. Notablemente más joven, era la víctima que más se diferenciaba de las anteriores. Nació en Limerick, Irlanda; había vivido con su familia en Gales y llegó a Londres en 1884. Se casó, aparentemente, muy joven, a los 16 años; y se quedaría viuda poco después. La mayoría de los datos que se conocen sobre ella provienen de Joseph Barnett, un amigo que vivió con Mary Jane durante algunos meses. Los meses previos a su muerte estaba viviendo en varios alojamientos de Dorset Street, y trabajaba como limpiadora y ejerciendo la prostitución. Se dice que solía cantar canciones irlandesas a sus clientes.
Quinta y última víctima: 9 de noviembre de 1888
La última persona que vio con vida a Kelly fue Mary Ann Cox, una prostituta viuda de 31 años, a las 11:45 de la noche del 8 de noviembre. Vio a Mary caminando junto a un hombre de unos 35 o 36 años, vestido con un abrigo largo y un sombrero; tenía la cara manchada y pequeños bigotes laterales y color zanahoria. Cox vio a Mary Jane entrar en su habitación con el hombre misterioso. Ambas se saludaron y Cox escuchó cantar a Kelly desde el interior de su habitación. Una hora después, a eso de la 1:00 de la madrugada del 9 de noviembre, Cox volvió a pasar por delante de la habitación de Kelly, escuchándola cantar. Media hora más tarde, Cox ocupó junto a un hombre la habitación inmediatamente superior a la de Mary Jane, y ya no pudo escuchar nada, y tampoco vio a nadie entrar o salir. El propietario de los apartamentos, John McCarthy, envía a Thomas Bowyer a cobrar el dinero de la renta de Mary Kelly a eso de las 10:45 de la mañana. Al llamar a la puerta y no recibir respuesta, corrió las cortinas desde el exterior, descubriendo el cuerpo de la mujer brutalmente mutilado.
Los detalles del crimen
La brutal mutilación de la joven supone el crimen más desagradable y terrorífico de este listado. Toda la superficie del abdomen y los muslos había sido extraída, y la cavidad abdominal vaciada de sus vísceras. Los pechos fueron cortados, los brazos mutilados y la cara, hecha trizas. Lo tejidos del cuello fueron cortados hasta el hueso. Las vísceras fueron encontradas en varias partes de la habitación. El corazón estaba ausente. Esta carnicería, un poco más descuidada que las anteriores, hizo dudar a los expertos sobre que la persona que asesinó a esta mujer fuese un experto en anatomía. La ropa de Mary Jane Kelly estaba cuidadosamente doblada en una silla y sus botas se encontraban frente a la chimenea. El fuego, al parecer, había sido avivado por el asesino por algunas prendas de la víctima.
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