En el centro geográfico de Cantabria, coronando unos prados que están verdes todo el año y sobre los que caen nevadas de un metro, se levanta la iglesia más original en muchos kilómetros a la redonda. Es el bautizado como El Partenón de Cantabria, un templo griego en el valle del Besaya, aunque en realidad su nombre oficial es San Jorge de las Fraguas.
Se trata de una iglesia católica que fue mandada construir a finales del siglo XIX por el duque de Santo Mauro, Mariano Fernández de Henestrosa, sobre los restos de una ermita medieval. Quería imitar nada menos que a La Madeleine de París, una gigantesca obra neoclásica.
El resultado fue un edificio mucho más pequeño, pero igual de cuco, que sorprende por su ubicación, a solo 20 minutos de Torrelavega y a 40 minutos de Santander, siempre por autovía.
Se encuentra en la cabecera del río Besaya, el gran valle que ocupa el centro de la Comunidad Autónoma de Cantabria, en España, y concretamente en la localidad de Las Fraguas, perteneciente al municipio de Arenas de Iguña.
Antaño era un lugar apartado y de difícil acceso, en el camino entre la meseta y el mar, pero hoy en día está a tiro de piedra de la autovía A-67, así que es un lugar perfecto para una parada fotográfica en un recorrido por tierras cántabras (en este enlace os dejo otros post a una de las comunidades más bonitas y variadas de España)
Pero, ¿qué hace aquí una iglesia tan singular? Pues su ubicación responde también a los deseos del duque, que se construyó una capilla panteón para poder tener las celebraciones religiosas a escasos metros del Palacio de los Hornillos.
Este último es un edificio neogótico, de evidente inspiración inglesa, que ocupa una extensa finca situada justo enfrente. Es la típica casa de las películas de miedo, tanto que en ella se han rodado filmes como ‘Los Otros’, de Alejandro Amenábar. Se ve muy bien de lejos, pero no se puede visitar porque es propiedad privada.
Pero volvamos al Partenón de Cantabria. El Diario Montañés, que hace cuatro años relató los actos de celebración del primer centenario de San Jorge de las Fraguas, lo definió como lo más parecido a “un templo romano hexástilo períptero (…)”. En realidad se trata de “una capilla de estilo neoclásico de planta rectangular con 40 columnas de orden corintio rodeando un edificio que presenta un particular frontón triangular, cornisa de billetes y arquitrabe”.
Con mayor o menor fortuna en la imitación de los originales, pues los expertos seguro que serían capaces de encontrar múltiples defectos, lo indudable es que su presencia nos evoca de inmediato a las antiguas Grecia y Roma.
El interior solo se puede ver si hay una celebración religiosa, así que es cuestión de suerte o de consultar los horarios de misas. Por lo que se aprecia en publicaciones como esta de Arte con Historia Cantabria, tiene una decoración sencilla, con las paredes encaladas y un retablo, que contrastan por completo con su aspecto exterior:
Olvidado durante décadas, el Partenón de Cantabria ha disparado su popularidad gracias a las redes sociales y hace unos pocos años vio renovada su iluminación exterior, que realza su belleza nocturna.
Visitarlo, aunque solo sea por fuera, bien merece una parada. Es de muy fácil acceso, tiene un pequeño aparcamiento a sus pies para poder dejar el vehículo tranquilamente mientras disparamos la cámara y nos transportamos a otro lugar y a otro tiempo.
Va a ser verdad el eslogan turístico: CANTABRIA INFINITA.
