Guggenheim Bilbao: 10 cosas que no sabías de este famoso museo

Diseñado por Frank Gehry, el célebre Museo Guggenheim Bilbao cumple 25 años y lo celebramos con un recuento de datos
Museo Guggenheim Bilbao
Una vista exterior del Museo Guggenheim Bilbao.Erika Ede /Cortesía del Museo Guggenheim Bilbao.

Para celebrar el museo y su papel fundamental como promotor del arte y la cultura en la escena mundial, te contamos 10 datos que quizá no todos conozcan sobre él.

1. La inspiración de Picasso

Se dice que, para definir la estructura externa del museo, Frank Gehry se inspiró en una famosa obra de Pablo Picasso de 1911, El Acordeonista. Ejemplo icónico del cubismo analítico, el cuadro representa a un hombre, sentado, atento a tocar un instrumento musical. La percepción del sujeto de la obra por parte del espectador no es inmediata; debe descifrar la figura a partir de una serie de fragmentos geométricos, que no son más que las diferentes perspectivas desde las que se puede observar el sujeto.

2. El símbolo del deconstructivismo

El Museo Guggenheim de Bilbao está considerado como uno de los principales símbolos del movimiento deconstructivista, la corriente arquitectónica que rechaza las reglas canónicas del modernismo y abraza formas plásticas e irregulares capaces de crear escenarios flotantes. El museo, cuya arquitectura exterior totalmente curvada está formada por más de 40 mil placas de titanio, piedra caliza y cristal, parece una enorme escultura de líneas orgánicas. Antes de elegir el titanio, se consideraron 29 materiales diferentes, entre ellos el acero inoxidable, el cobre y el aluminio. Gehry dijo: "Pasé mucho tiempo tratando de entender la luz en Bilbao. El acero que debía utilizar al principio no emitía nada cuando se exponía a la luz allí. El metal parecía muerto bajo un cielo gris. Pero por casualidad descubrimos que el titanio es muy adecuado para este tipo de luz".

Anthony Weller / View Pictures / Universal Images Group / Getty Images.

3. El uso pionero de CATIA

Para el diseño de los marcos exteriores del museo, el equipo de arquitectos dirigido por Gehry utilizó CATIA, un software de modelado en 3D reservado hasta ahora para aplicaciones de ingeniería aeroespacial. Esto permitió realizar las elaboradas formas de la estructura sin incurrir en costos prohibitivos, sin dejar de cumplir el calendario y el presupuesto del diseño (de aproximadamente 90 millones de dólares).

4. Celebrar el contexto urbano y medioambiental de Bilbao

La forma orgánica del museo, que a primera vista podría parecer una gigantesca flor deconstruida, es en realidad un homenaje al territorio y a la historia del lugar donde se encuentra. De hecho, la arquitectura recuerda el contexto fluvial de la ciudad de Bilbao, que hace que el museo parezca un gigantesco barco flotando en el río Nerviòn, que fluye a su lado. No solo eso: los materiales utilizados en la construcción del museo recuerdan el carácter industrial de la ciudad, cuyo sector más desarrollado en el momento de su diseño, además del comercio marítimo, era la industria siderúrgica.

5. La obra del puente de La Salve

El Puente de los Príncipes de España, más conocido como La Salve, construido en 1970, adquirió un nuevo papel con la apertura del museo: se incluyó dentro del diseño arquitectónico, convirtiéndose en parte integrante de la estructura. De hecho, el museo lo "abraza" desde abajo, incorporándolo gracias a una torre y dos ascensores que permiten el acceso directo. En 2007, con motivo del décimo aniversario del Guggenheim, se instaló una obra del artista Guggenheim en los pilares del viaducto. Arco rojo del artista Daniel Buren convirtiendo el puente en una verdadera atracción a la altura de las demás obras fuera del museo.

Daniel Buren, Arcos Rojos / Arku Gorriak, 2007. Láminas compactas, aluminio, acero galvanizado, película de PVC, plexiglás transparente, proyectores LED y de halogenuros metálicos, 57.5 x 27.85 x 2.17 m.

Erika Ede / Cortesía del Museo Guggenheim Bilbao.

6. La arquitectura interior como flor

No solo el diseño exterior deja con la boca abierta a los visitantes del Guggenheim Bilbao: el interior es igualmente fascinante e inesperado. El vestíbulo se abre al público como una flor de la que, como pétalos, se despliegan los complejos volúmenes de las 20 galerías de exposición, repartidas en tres plantas. Un sistema de pasarelas acristaladas y ascensores conecta los niveles, que reciben luz natural gracias a las grandes aberturas laterales que dan al río y al nivel superior, lo que garantiza una iluminación cenital de los espacios.

7. La influencia de Brancusi en el diseño

Al diseñar el museo de Bilbao, Gehry retomó una reflexión del escultor Brancusi sobre laidea de un vínculo conceptual entre las obras, el estudio y la galería, para conceptualizar el denso juego de formas y texturas del interior del museo. De hecho, Constantin Brancusi teorizó la idea de una conexión inseparable entre las obras de arte (esculturas, en su caso), el espacio del estudio, utilizado por el artista para crearlas, y el espacio del museo que las albergaría. Por ello, Gehry imaginó que los visitantes tendrían unaexperiencia similar al entrar en el museo y sumergirse en un espacio donde las diferentes obras, materiales y escalas forman relaciones siempre cambiantes.

Vista interior del Museo Guggenheim de Bilbao.

Erika Ede / Cortesía del Museo Guggenheim Bilbao.

8. Las obras basadas en el flujo del tiempo fuera del museo

El museo acoge una serie de instalaciones al aire libre que basan su principio en el flujo cíclico del tiempo. Un ejemplo es la escultura vegetal de 12 metros de altura Cachorro del artista estadounidense Jeff Koons, cuyo manto floral cambia con las estaciones gracias a un complejo sistema de nutrientes que alimenta a las flores desde su interior. Siguiendo la misma lógica, el trabajo Fuente de fuego de Yves Klein (realización póstuma de un proyecto formulado por el artista para sustituir "los elegantes chorros de agua de Versalles por brillantes chorros de fuego"), consiste en una hilera de cinco quemadores de gas que lanzan llamas de un metro de altura a cada hora de la noche. Finalmente, con la misma regularidad, el Escultura en la niebla de Fujiko Nakay, una obra que desafía las nociones tradicionales de escultura activando regularmente chorros de vapor que cambian según la temperatura y las condiciones meteorológicas.

9. La mayor obra escultórica en el mundo

En el interior del Guggenheim se encuentra la mayor instalación escultórica del mundo: la monumental obra La cuestión del tiempo de Richard Serra. Encargada por el museo para su colección permanente, está formada por enormes planchas curvadas de acero oxidado que representan una proyección del paso del tiempo, en relación con el espacio y en relación mutua entre sí y con el espectador. Serra amplía la concepción espacial y temporal de la escultura, y considera que toda la galería en la que se encuentra la obra forma parte del campo escultórico. Al desarrollarse unas en torno a otras, las esculturas se transforman inesperadamente, dando lugar a un espacio dinámico, en un extraordinario juego de sensaciones que desafía nuestras nociones de tiempo y espacio.

Richard Serra, The Matter of Time, 1994–2005. Acero, dimensiones variables.

© Richard Serra / Cortesía del Museo Guggenheim Bilbao.

10. James Bond estuvo aquí

El exterior del museo aparece en El mundo no es suficiente la película de la saga James Bond de 1999 protagonizada por Pierce Brosnan. La escena muestra una de las atrevidas escapadas de Bond por el museo saltando desde la ventana de un edificio cercano, bajo la atenta mirada de Puppy, el perro florista de 12 metros de altura que custodia la entrada del museo. Aún más espectacular es la visión de un Bilbao futurista que se muestra en la película Júpiter Ascendente de 2015. Los creadores de la trilogía Matrix imaginaron en esta película una ciudad futurista llena de edificios curvilíneos, +31 worldncluyendo el Guggenheim entre las espectaculares localizaciones utilizadas para el rodaje.