OTTO


 

El arte y la arquitectura son la razón de ser de este artista emergente que busca a pasos agigantados convertirse en un referente del arte moderno y la escultura contemporánea.

 

Descubrió el arte a temprana edad y su gran interés por la arquitectura moderna emocional lo llevó a tomar la decisión de emprender una carrera en el mundo de las artes. Admirador grandes figuras como Luis Barragán y Juan O´Gorman, Otto es un joven artista que busca trascender con cada una de sus piezas escultóricas que bordean los límites del arte moderno y la escultura contemporánea.

 

En 2017 realizó su primera exposición escultórica logrando el reconocimiento de varias galerías de arte, gracias a su talento y la claridad de su misión como artista: (re)construir y, potencial y eventualmente, (des)componer la perspectiva imperante respecto de la geometría, la forma y su representación en la historia del arte, a través de una escultura emocional que busca concebirse en la contemporaneidad.

 

“Quiero expresar mi inquietud creativa con base en un marco teórico complementario, sin que sea estrictamente conceptual. Naturalmente me he desenvuelto en torno a la geométrica, la forma, el material, el espacio y el color, para situar un efecto estético que traslade al usuario/espectador a un estado armónico-contemplativo,” expresa Otto.

 

Es a partir de una subjetividad potenciada y bien definida que Otto introduce una perspectiva curiosa y lúdica, prácticamente autodidacta respecto de la nomenclatura de las formas, no solo se queda en ese esbozo representativo de una materia inerte e insípida, sino que apela pasionalmente a la perfectibilidad de  las formas geométricas. En cuanto al color, hay un sutil erotismo, conducente a la entrega empírica y estética de sus obras en mediano y gran formato: monocromos en escultura que aluden a un minimalismo emocional.

 

“A lo ancho de mi inquietud creativa, me la vivo pensando y cuestionando variedad de cosas relativas al espacio, la geometría, sus volúmenes y masas; pienso en las ideas que veo y de las que me nutro en la calle; en mis clases y desde mi cultura visual. Mostré intereses natos desde niño por el arte y la creación plástica, sobre todo me interesó la arquitectura. Disfruto verla en la calle, encontrar sus líneas y perspectivas, tratar de producir una narrativa en torno a ellas,” enfatiza el artista.

 

En cuanto a la selección de materiales este joven artista pretende agregar fuerza, elegancia y dureza a la pieza. “Me cuestiono constantemente sobre el metal: por sus posibilidades, entendiendo a éste como el elemento más importante en mis piezas, y que dentro de él ha de destacar una formalidad que permita acercarnos a la pureza que evoca. El metal en cuestión se desarrolla dentro de una mezcla de hierro y carbón, dando como resultado una forma de acero inoxidable”.

 

Sus esculturas monocromáticas de formato medio y grande son pequeños monumentos, configurados, a la par, por otras figuras. Hay un proceso de creación: al ser geométrico, uno puede encontrar muchas formas de expresarse sin ser absoluta o necesariamente abstracto. “La matemática ofrece teoremas y mi trabajo sigue esas reglas y patrones, no se da al azar. Me gusta que mi trabajo sea matemático, que agrupe un cuerpo científico como la química y, sobre todo, que sea armónico y coherente conmigo”.

 

Otto ha encontrado en la geometría la mejor forma de expresarse como artista y como persona: “en lo personal, la geometría me da cierta paz. Al ser una disciplina, teóricamente perfecta, es que encuentro relaciono para configurar figuras geométricas, regularmente triángulos y rectángulos superpuestos los unos sobre los otros. Una figura compleja está conformada por otras más simples y así sucesivamente. En la geometría encuentro una regularidad y diálogo armónicamente con las formas que veo en la naturaleza y es justamente lo que busco: que mi obra emule a la naturaleza y se acople ergonómicamente a ella,” finaliza.

“Por ahora quiero que el mundo vea y sepa quien es Otto”